Texto publicado por starchild

(Relato propio) Traspasando barreras físicas, capítulo 2. La venganza de camila.

Hola. Aquí os dejo el segundo capítulo, hasta ahora escrito, de esta saga experimetal de relatos. Advierto que este segundo capítulo tiene un poco de lenguaje ofensivo y que puede herir sentimientos, con lo cual si consideras que eres muy susceptible a material adulto, no deberías leerlo. Por otro lado, disculpadme si no he interpretado algunas expresiones latinoamericanas que dicen algunos personajes en este capítulo, como Luna. Pero estoy para que me corrijan en ese asecto.

Vamos con el capítulo.

Traspasando barreras físicas, capítulo 2:
La venganza de Camila.

Luna dio un suave beso a Roberto y los dos, se levantaron lentamente. Acavaban de hacer el amor. Él, acavaba de cumplir lo que hace mucho tiempo estaba esperando. Ahora tenía lo que quería, alguien con quien estár y no sentirse incómodo, un lugar donde estár estable y volver a sentir lo que hace mucho tiempo había perdido con Camila. Por el tema económico ahora mismo no se preocuparía. Se adaptaría a Argentina. No le costaría mucho, o eso pensaba el.

Luna le dio un suave beso en los lavios y le habló.
--Deberías ir a acostarte, seguro estás cansado. Yo iré en breve, esperame ¿Sí?
--Por supuesto. Nos vemos en la cama.
Lentamente se dirigió al dormitorio y comenzó a sacarse la ropa que llevaba encima. Bueno, realmente lo poco que llevaba. Estaba acalorado, no solo por lo que había terminado de hacer, también el calor imperante que en esos momentos se levantaba. Era muy similar al verano de España, aunque un poco más ligero, con lo cual, podría soportarlo bien. Aún así era un cambio de temperatura muy brusco al cual tendría que acostumbrarse. Mientras se metía en la cama, oyó como sonaba el timbre de la puerta y rápidamente los pasos de Luna que se dirigieron a la misma. Abrió la puerta y alguien saludó. Roberto no pudo distinguir, pues Luna se había dejado la tele alta, en la cual una persona con voz bastante cómica al parecer comentaba vídeos graciosos.

Mientras tanto, Luna en la puerta de su pequeña casa, hablaba con un hombre bien vestido, con una camisa a rayas y pantalón corto negro.
--Hola amor, como te fue?
--no tan bien, flaquita. Estos pives piden muchos resultados a muy corto plazo. Se me va a hacer difícil acavar la tarea pronto. ¿Tú? Has avanzado algo…
--¡Sí! ¡Tengo resultados! ¡Tengo al sujeto cariño!
--¿Cómo lo hiciste?
--¡Lo mejor que tube que hacer poco! ¡Él vino solito!
--Bueno. ¿Te parece si lo hablamos mañana en el laburo?
--Perfecto –dijo ella besándolo en los lavios- Te cuidás, ¿Sí?
--Tu también. Me regreso a casa de papá y mamá que ya es tarde.
Esto dijo cerrando la puerta. Luna corrió al dormitorio donde se encontraba Roberto, no sin antes, apagar la tele.
--¿Videomatch? –Dijo el.
--¿Lo conocés Videomatch?
--Sí, de vez en cuando lo hechan en Televisión Española, aunque creo que en el canal 24 horas no.
--¡Que bueno!
--¿Quién era?
--Un viejo amigo, también es compañero de trabajo. De vez en cuando pasa por aquí a contar noticias. Tenemos una agenda apretada y pocas veces nos podemos ver.
--Nunca me contaste en qué trabajas.
--Cierto. Soy secretaria de una importante empresa de investigación. Pero ya hablamos mejor en otro momento de eso. Además, tengo pensado llevarte al trabajo para que lo conozcas. Igual te pueden emplear. Ahora necesitás dormir. Descansá, mañana será otro día. Descansá –Dijo esta última palabra de una forma suave y dulce mientras le proporcionaba un tierno beso en los lavios. Poco a poco el sueño lo fue venciendo y calló en brazos de Morfeo.

Una ansiedad indescriptible se hiba apoderando de Camila mientras miraba desesperadamente por la ventana de su cuarto. Era noche cerrada. No había estrellas y fuera se estaba a unos cinco grados. El no volvía, era verdad que no iba a volver. La campana del timbre sonó y fue rápidamente a abrir. Un tipo bajito, vestido con ropa no muy limpia y con gorro se le presentó en la puerta.
--Ya era hora, Billy.
--Que quieres tía. Sin coche y con la línea 3 del autobús en obras no llega uno antes ni de coña.
--Pasa.
El tipo pasó y cerró la puerta tras de sí.
--Qué bien se está aquí, ¿No?
--Si tu lo dices… Oye mira me he quedado sin eroína y estoy empezando a encontrarme muy mal. Así que espero que seas rápido en la tarea.
--No te preocupes. Te conozco muy bien. Sorpresa –dijo el suavemente mientras le mostraba su mano impregnada en un polvo blanquecino.- Ya está cortado, esnifa sin problemas.
Este le acercó la mano a la naríz y ella sin pensarlo dos veces, aspiró profundamente y el polvo atravesó sus fosas nasales mientras iba sintiendo cada vez una calma mucho mayor y se disipaba la ansiedad.- Ahora hablemos de negocio. ¿Qué necesitas?
--Roberto se ha largado a no se donde y me ha dejado tirada. Ha dicho que a otro país y que hay otra persona.
--Espera tía, eso es bien heavy.
--Ese es tu trabajo. Ayudarme a localizarlo.
--¿Y con qué contamos?
--Una carpeta protegida por contraseña, eso es todo. Descifraste la clave del servidor de correo de tu universidad, así que esto no debe ser muy complicado.
--¿Qué sistema operativo usa?
--Windows XP.
--Demasiado fácil diría yo, aunque me llevará algo de tiempo.
--Tómate el tiempo que quieras.

Luna cruzó apresuradamente la distancia que la separaba de la entrada al ascensor de aquel edificio. Iba algo tarde pero no lo suficiente para que la sesión de hoy empezase. Eran las 6 y media de la madrugada y entraba media hora tarde a trabajar. Dejó una nota a Roberto por si no la encontraba cuando despertase, que sería lo más seguro. Cruzó el elevador y pulsó el botón que la llevaría a la planta -3. Después, introdujo una tarjeta magnética la cual, tras ser verificada por el ascensor, fue expulsada del panel donde fue introducida con un pitido doble que indicaba la confirmación de que podía seguir bajando. El ascensor se puso en marcha. Una especie de nerviosismo recorría todo su cuerpo. El encuentro inesperado con Roberto, el dilema entre él y Facundo, la noticia de tener a un nuevo sujeto para la investigación… Un cúmulo de situaciones y emociones que no podría describir. Rápidamente concentró su mente. Las emociones solo servían para controlar a los débiles y debían usarse solo en los momentos oportunos, ahora estaba haciendo su trabajo y no podía perder el tiempo con ese tipo de cosas.
Las puertas del elevador se abrieron y salió al sótano. Realmente era una inmensa sala repleta de diverso material. En el centro, una mesa donde habían sentadas varias personas. Las paredes estaban repletas con vitrinas en las cuales un líquido espeso, el cual parecía estár vivo se retorcía en ellas. Varias puertas al fondo de la misma daban a diferentes salas. Con aire impasible se dirigió a la mesa y se sentó en la parte más alejada.
--Chicos, traigo buenas noticias para vosotros. Hemos encontrado al sujeto que estábamos buscando.
--¿Quién és? –Dijo la chica que estaba justo en frente de ella.
--Su nombre es Roberto. Es justo el perfil que necesitamos. Sus padres murieron al cumplir la mayoría de edad en un accidente de coches y no tiene otra familia. Su, al parecer, ex novia es una drogadicta que no puede mantenerse por sí misma. Actualmente se encuentra solo y sin nadie. Ha viajado desde España hasta argentina para verme. Un chico con problemas sociales y sin nadie a quién aferrarse, es lo mejor que hemos podido encontrar. Solo hay un pequeño inconveniente.
--Decilo –Dijo un hombre alto situado en frente, a la derecha de la otra chica.
--Es probable que Camila, su ex, pueda meternos en algún problema. Pero por ahora no puedo confirmar nada. Necesitamos actuar rápido. ¿Cómo se encuentra Lucrecia?
--Va progresando. Creo que deberías verla.
--Acompañame y mostrámela.
El hombre se levantó y se dirigió hacia la segunda puerta a la izquierda. Luna fue detrás. Tras abrir la puerta aparecieron en un pequeño pasillo tenuemente iluminado y con una puerta al fondo. Deslizó la manilla y apartó la puerta. Inmediatamente un frío intenso se alojó en los huesos de Luna.
--¿Pusiste el aire acondicionado?
--Hasta que no aprenda a comportarse, deberá pasar algo de frío, se calmará los siguientes días.
--Entraron en una sala bastante iluminada en la cual destacaban dos grandes detalles. El primero era la enorme cabeza humana que se encontraba descansando sobre un compartimento acolchado, la cual respiraba profundamente, al parecer, dormida. Conectada por la parte baja del cuello a unos enormes tubos, los cuales seguramente le aportarían la sangre y el suero necesario para que siguiese con vida. Era la cabeza de una mujer, con los rasgos de una chica adolescente. El cráneo era completamente calvo, la piel de los mofletes lisa y unos enormes ojos azules, cerrados, confirmaban su estado de sueño profundo. El segundo detalle, era la enorme jaula qe se encontraba al fondo de la sala. En la cual había otra mujer, esta vez, entera, amarrada con unas fuertes cadenas de hierro y la cual sollozaba y temblaba de arriba abajo. La parte superior del torso se encontraba completamente desnuda, mostrando sus blancos pechos y la parte de la barriga. Se encontraba vestida con la parte inferior de un pijama de franela y nada más. Estaba descalza.
--Sáquenme de aquí, os lo suplico… No diré nada pero sáquenme de aquí, no aguanto más…
--Eso no lo decidimos nosotros, Lucrecia. –Dijo el hombre.- Has progresado bastante, aunque… hoy demostrarás a toda la corporación si estos dos días que has estado aquí han valido la pena. Por cierto, te presento a Luna, la jefa de operaciones de este sector en concreto.
--Hola querida… ¿Cómo andás? Veo que tenés algo de frío. –Dijo Luna sonriendo.
--¡Sácame de aquí, wey! ¡Sácame de aquí!
--Relajate amiga. Carlos es algo temperamental. Si no lo contentás no va a parar el sistema de acondicionamiento. Estás a 5 grados a temperatura ambiente, y créeme, ahora en la superficie hace un agradable y caluroso día de verano, así que por favor, relajate y las cosas saldrán mejor, ¿De acuerdo?
Poco a poco la chica se fue relajando. Luna se dirigió lentamente a la puerta de la jaula y la abrió. Fue quitando las cadenas a Lucrecia y sorpresivamente, esta no hizo ningún ademán de querer correr ni nada por el estilo, simplemente se quedó quieta. Luna miró a Carlos interrogante.
--Los Taser eléctricos duelen, sobre todo en piel desnuda. –Comentó este calmadamente.
--Conectá el estimulador cerebral.
Luna hizo una seña a Lucrecia para que esta saliese de la jaula y así lo hizo. Carlos sacó un pequeño mando a distancia y presionó un botón. La parte derecha de la cabeza de Lucrecia emitió un pequeño Beep y un pequeño círculo metálico, alojado entre el pelo de la chica se iluminó. Luna volvió a cerrar la jaula y se llevó a Lucrecia al otro extremo de la sala. La indicó que se diese media vuelta y quedó de nuevo mirando hacia la jaula.
--Bien, Lucrecia. –Dijo Luna.- Escuchame atentamente porque si no lo hacemos bien, esto te costará la vida. El estimulador está enviando impulsos al emisferio derecho del cerebro para desbloquear todo tu potencial. Necesito que te concentres y visualices la distancia que hay de aquí hasta el interior de la jaula tal como te hemos enseñado. Si todo sale bien, atravesarás las rejas. Si sale algo mal, te materializarás en el lugar donde hay un objeto sólido, por ejemplo, entre los barrotes de las rejas, y será tu fin. Vamos allá.
Lucrecia respiraba agitadamente mientras carlos decía en voz alta indicaciones.
--Envío medio y subiendo. Quedan cinco segundos para máximo potencial.
--Relajate y concentrate. –Decía Camila.
--2 segundos… 1 segundo…
La chica dio un grito mientras salía despedida hacia los varrotes de la jaula con una velocidad descomunal. Justo cuando estubo a punto de impactar, su cuerpo atravesó la materia como si no existiese y aterrizó justo dentro de la jaula. Carlos volvió a pulsar el mando y el piloto alojado en la cabeza de la chica se apagó con un beep largo.
--Bien hecho. –Dijo luna aplaudiendo.- Andá, quitale el aire a Lucrecia. Se lo ha ganado.

--¡Despierta, Camila! Ya lo tengo.
Camila se levantó trabajosamente como pudo.
--¿Qué hora es?
--Son las 11 de la mañana, llevas ya 8 horas durmiendo.
--¿Todo este tiempo te has pegado trabajando?
--El Speed es buen compañero para estas cosas. Aunque te digo, que sí que necesito dormir. Te he volcado toda la información de la carpeta en el escritorio. Ese invécil no contaba con que su ordenador aún seguía aquí. Puedes navegar por esa carpeta privada con total tranquilidad. Y bueno… ¿Qué me dices del pago?
--No tengo dinero para pagarte.
--Entonces, ya sabes lo que tienes que hacer. –Dijo el mientras se bajaba la cremallera del pantalón.

El timbre sacó a Roberto de su ensimismamiento. Eran las 10 de la mañana y llevaba una hora despierto, pero no había hecho gran cosa. Fue a abrir la puerta y Luna lo recibió con un efusivo abrazo.
--¿Te importá que me ponga cómoda? Hemos tenido una mañana de investigación tremenda. ¿Sabés? Se rumorea que Fito Paez ha intentado asesinar a dos minas mientras salía de un voliche y estamos detrás de la noticia.
--Ponte como quieras, yo ya he desayunado y me he puesto un poco de… ¿Se llama mate?
--Sí, andá que voy a tomarlo con tigo, ¿Bien?

Camila miraba entusiasmada la carpeta privada de Roberto. No solo estaba la foto de aquella mujer. Guardaba todas las conversaciones. Todo lo referente a ella. Willy hacía ya más de dos horas que se había ido y había averiguado muchas cosas. Quien era Luna. País y dirección donde se alojaba. Incluso cual era su banco.
--Cabrón, así que mandando dinero a una donación caritativa… Qué asco me das… llevas 2 años jugándomela de esta manera y ahora esto… Y además le he tenido que chupar la polla a un tío que da asco para averiguar sobre ti… Vah, no tiene importancia. Prepárate, robertito de mi corazón… Porque la venganza de Camila, va a ser terrible. Créeme. Va a ser terrible, desearás no haberme conocido, y esa zorrita tampoco.
Dejó de hablar en voz alta y apagó el ordenador. Una enorme y ronca risotada se apoderó de ella mientras miraba fijamente por la ventana de su habitación. Debía ponerse en marcha.