Texto publicado por Belié Beltrán
Entrevista a Ana María shua y Leonardo Valencia
ENTREVISTA A LEONARDO VALENCIA Y ANA MARÍA SHOA
Jose: estamos con Leonardo Valencia. Leonardo es escritor ecuatoriano, pero reside en Barcelona. Hace poco tú diste una conferencia sobre el uso de la tecnología en la literatura y su impacto en la novela.
A ti como novelista ¿cómo te influye todo el tema de la tecnología en la novelística actual?.
Leonardo: Hay una cosa que yo comenté en esa conferencia, que era un poco como el núcleo de lo que yo quise exponer. habían varias ideas. Una de las ideas, era un poco revisar cómo era esta relación de la novela con la tecnología. Un poco lo que yo venía a decir es que la novela siempre ha estado vinculada a algún tipo de tecnología, si consideramos por ejemplo que ya el papel era una tecnología y antes el pergamino era una forma de tecnología y el papiro igual y la imprenta igual. Es decir, la novela como forma literaria, a diferencia de la poesía o el teatro que están fundamentadas en la voz humana o en una escenificación con personas reales, el fundamento de la novela siempre ha sido un soporte. Entonces, dentro de la naturaleza de la novela está esta vinculación a determinados soportes.
A veces hay mucha preocupación por el tema de qué va a pasar con la novela con las nuevas tecnologías. Pero, en realidad lo que estamos viendo es que la novela sigue cumpliendo esa función que yo considero mutante.
Cuando se habla de que se vive la muerte de la novela y la extinsión de la novela, esa es una visión sesgada en un solo momento de su proceso. Es decir, porque la novela, por naturaleza, muere y renace, muere y renace, muere y renace siempre. O sea, su condición es siempre de morir y de renacer… transformarse.
J: En estos tiempos se habla mucho de la escritura breve, incluso se hacen concursos literarios sobre un tweet. Todo este tema de escritura rápida, cero adjetivos, ciento cuarenta caracteres ¿no afecta un poco la forma de estructurar la novela en este momento?
L: no, porque siempre ha habido escritura breve. Si empezamos a hablar, desde los “haikus” o los “aforismos”, la escritura breve siempre ha dado mucho de sí. Y no todos los escritores tienen que escribir novelas, las escrituras tienen distintos registros. De hecho, lo que yo señalaba era un poco de que en realidad todos estos cambios tecnológicos no hay que mirarlos con desconfianza
-entra Ana María en el salón-.
Sí es verdad que favorecen la escritura breve, pero se siguen escribiendo novelas y se seguirán escribiendo novelas, y que habrán cambios.
Yo creo que hay una especie de interregno cuando empiezan a salir los primeros proyectos de literatura electrónica. Todos estos se dieron hasta más o menos el dosmil ocho o el dosmil diez en una computadora fija, o inclusive en un portátil, pero era muy difícil la lectura. Los e-readers te permiten ahora llevar a la lectura la mano; y toda la tecnología está apuntando a generar comodidad para leer novelas. Todos estos elementos añadidos de imágenes, videos, audios, son añadidos que en realidad no modifican la condición esencial de la novela. Inclusive, yo recuerdo siempre la famosa expresión de Flauvert, él declaraba en una carta, decía: “Mientras yo viva nadie ilustrará ningún libro mío”. Porque él no creía en la ilustración, es decir, no creía en un añadido a la naturaleza verbal de la novela. Entonces, es verdad que todos estos recursos de las nuevas tecnologías facilitan, dan recursos, pero en realidad no cambia el espíritu de la novela, si entendemos a la novela como este género permanentemente mutante.
, De hecho, lo que yo decía en la conferencia que di en el Museo de Arte Moderna, era que el espíritu de la novela está muy vinculado a la tecnología, está muy vinculada a esta mutación. Y además,a otro elemento adicional: la novela siempre fue un género destinado a gente corriente como nosotros; hablando de gente corriente… tratando de abrir, tiene una visión más abierta . Rompe las visiones cerradas del poder y el conocimiento cerrado y se acerca a la gente. Y las nuevas tecnologías De hecho pues un poco lo que están permitiendo es eso. O sea, ya la pantalla no es distante como la época en la que surge la televisión; el televisor era como un oráculo. Desde la época de los video juegos -y yo crecí mientras leía literatura jugaba video juegos- se nos ha invitado con las nuevas tecnologías a entrar en las pantallas. Y ahora eso está muy potenciado con la tecnología 2.0, porque uno escribe en pantallas, entra en redes; entonces hay una dinámica muy abierta.
Pero a veces creo que se produce una especie de exagerado dramatismo con todo el cambio tecnológico. Novelas va a seguir habiendo; probablemente novelas en papel se vaya a reducir mucho pero seguirá habiendo formas narrativas. En principio porque yo creo en la novela y creo que tiene mucha fuerza.
J: Acaba de unirse a la conversación ana María shuá, narradora argentina. Ana María, estamos comentando en este momento como las nuevas tecnologías, las redes 2.0 impactan en el modo de hacer literatura de los narradores, bueno, de los escritores de este tiempo. ¿De qué manera usted quizás se nutre de las redes sociales o de las nuevas tecnologías a la hora de su creación? Sobre todo porque Twitter por ejemplo, exige una brevedad en lo que se escribe muy similar a las historias que usted cuenta en sus micro relatos. Quizás no tiene micro relatos de 140 caractéres, pero igual tiene relatos, cuentos muy cortos. Usted se especializa en narrativa breve.
A.M. Sí, así es, pero yo no veo, así como Leonardo no ve, relación entre la… digamos, como afecte las nuevas tecnologías a la novela, que afecten negativamente. Yo no veo ninguna relación literaria entre el tweet y el micro relato. El tweet es simplemente una herramienta, 140 caractéres. Un martillo puede servir para crear una gran escultura o para romperle a alguien la cabeza.
“Leonardo y José ríen”.
Y un tweet puede servir para pasar información, para expresar una diatriba política o para lo que a uno se le de la gana. Simplemente es una herramienta que permite escribir en 140 caractéres. Nada tiene que ver eso con la literatura.
Las formas breves sí existieron siempre. Antes existía el telegrama, por ejemplo. Y de hecho hay muchos micro cuentos de otras épocas porque el micro cuento es muy antiguo, es antiguo como la humanidad. Pero además, en la literatura de autor también hay muchos cuentos brevísimos que tienen ya sus cien años o más.
Y te decía que hay muchos de otras épocas que imitan la forma del telegrama. Seguro que a ningún escritor le preguntaban: y ahora que existe el telegrama ¿qué vas a escribir?
“Ana María ríe, también Leonardo”.
Por lo demás sí, bueno, la tecnología está cambiando el mundo y en ese sentido afecta la literatura. Estamos viviendo en un mundo diferente y que además está cambiando constantemente, día a día; de una manera, para mí maravillosa, extraordinaria.
Yo disfruto mucho de la tecnología y obviamente entra de todas las maneras posibles en lo que escribo, porque cambia mi visión del mundo y cambia el mundo que me rodea. Así que cómo no va a afectar lo que escribo. Eso es todo.
LV. Hay una cosa que me gustaría añadir. Es que por ejemplo, hay una cosa que es una gran ventaja con la democratización de lo que es la tecnología –que también habría que mirarlo también entre comillas porque a veces no todo el mundo accede a un equipo electrónico-. Pero yo creo que uno de los grandes cambios es la posibilidad de acceder a los textos. Esto sí yo creo que es un cambio relevante en el plano del lector. O sea, esa facilidad de yo poder descargarme un libro, cuando antes era difícil conseguir un libro, eso sí es un cambio, yo creo que radical.
Ahora, respecto al tema de la escritura ¿cómo puede afectar? Para un poco acercarme a tu inquietud ¿no? Yo creo que pasan dos cosas interesantes con la tecnología: primero, obliga a una revisión de la tradición literaria. O sea, reordena y nos hace tratar de descubrir que la literatura ya tiene formas que de alguna manera convergían con las nuevas tecnologías. O sea, reactiva un canon literario.
Y el otro tema, es si realmente la mirada que aplicamos no es una mirada de tiempo estrecho. Creo que más bien habría que tener una mirada de periodo largo. Es decir, todavía es muy provisional lo que está pasando con la tecnología.
Hay un gran investigador “Dan spealver”, que él dijo una cosa que a mí sí me estremeció mucho, y es que él decía que la tecnología de la escritura, vivimos un periodo de transición porque en realidad los teclados van a desaparecer. De hecho, eso spealver lo dijo hace muchos años y cuando ya surgió la Ipad y ya no hay el teclado que tu lo haces emerger si quieres, lo que él ha estado diciendo es que en realidad este romance con el teclado, desde que vinieron los SMS, los chats y todo esto de aquí con la escritura, desaparecerá también rápidamente. Porque toda la tecnología será, la escritura pasará de lo oral a lo escrito. Inclusive el trabajo de corrección será oral con las computadoras. Entonces vamos a prescindir de la escritura. Por lo tanto, decía Spealver, que en realidad lo que se va a volver una alta tecnología será la escritura literaria, porque efectivamente ya de por sí exige una gran formación y muchos años de trabajo. Y entonces esa escritura desaparecerá.
Y entonces yo creo que ahora vivimos en un periodo que es demasiado provisional como para sentar categorías absolutas si hay una modificación o no de la literatura. Inclusive, yo iría más allá. Yo creo que lo que va a generar un cambio realmente importante será cuando realmente pasemos a esas nuevas formas de archivación, o de archivo, que es los formatos biológicos. Que ahora suena a ciencia ficción, pero que parece que se está acercando, que nosotros seremos el disco duro de los archivos. Entonces ahí sí va a haber una experiencia cognitiva diferente. ¿Qué va a pasar cuando nos inyecten una novela directamente a nuestra red neuronal? ¿qué va a pasar con el sentido de la secuencia de duración de la lectura? A mí eso me intriga, o sea, ese es el verdadero cambio. Ahora, pasar del libro de papel a un e-reader, en realidad, no hay mucha diferencia. La cosa es qué va a pasar cuando se abandone el teclado, cuando la tecnología avance bastante y ya uno pueda corregir verbalmente y haya un ordenador que vaya preguntándote por tus correcciones. Y la otra forma de lectura que estoy diciendo, la de la transmisión directa.
Yo creo que ahora vivimos un periodo que es de ejercicios y de pruebas, pero hay que abrir la mirada, o sea, hay que abrir la mirada y tratar un poco de verlo con un espectro mucho mayor para no caer en situaciones un poco de dramatización innecesaria. Que viene bien para mover el ambiente, pero que en realidad pierdes de vista el espíritu de la escritura, que siempre ha sido la forma más compleja del pensamiento humano. Y estas máquinas lo que hacen es, tratar de acercarse rozándole los pies a la articulación cerebral.
J. ¿Cómo es el lector de estos tiempos? Bueno, vamos, yo no sé si los lectores varían de generación en generación. Yo no sé Ana María cómo era el lector de su generación, el de la mía –el de la mía yo más o menos tengo una idea: un lector rápido, que de repente lee en el celular-. Pero, ¿cómo es el lector desde el punto de vista de ustedes? Por ejemplo tu conduces un laboratorio de escritura creativa, usted ha sido jurado de certámenes literarios ¿cómo es el lector de ahora?
Ana María. Por ahora yo no veo que el lector haya cambiado tanto. Digamos, a medida que aumenta la población del mundo y se van incorporando además a la cultura de la lectura y la escritura enormes masas de población que antes eran analfabetas, cada vez hay más y más y más lectores. Mientras el mundo entero proclama la desaparición del libro y del mundo editorial, en este momento todavía la industria editorial está en su apogeo. Nunca se publicaron tantos libros en el mundo como sucede en este momento.
El lector no ha cambiado tanto, el lector va encontrando distintas… digamos, lo que tiene ahora son muchas opciones de lectura, mucha distintas posibilidades de lectura y las aprovecha todas.
Y en realidad, la gente quecompra y lee hoy ebooks son precisamente los grandes lectores, los que leen también muchos libros de papel.
Yo creo que eventualmente el libro de papel va a desaparecer, pero entre tanto va a convivir todavía durante muchos años. Y poco a poco se irá convirtiendo en una sofisticación de elite.
A los lectores electrónicos les falta todavía algunas cosas para perfeccionarse, sin hablar ya de la inyección neuronal de novelas.
-Aquí ríe y mira a Leonardo-.
Que todavía no llegamos, pero que bueno, no descarto; ya hemos visto que todo es posible.Ningún escritor de ciencia ficción imaginó la revolución tecnológica que estamos viviendo en este momento, ni siquiera para dentro de tresmil años o de cincomil años.
La única objeción que le encuentro yo al libro electrónico es que no se puede hojear, y es, es grave. Sí es un problema grave. Pero encontrarán la manera de que se pueda hacer.
J. Una cosa ¿por qué proceso, digamos que formativo, están atravesando ustedes ahora? Son gente que se dedica incluso a dar talleres ¿qué están haciendo ustedes ahora para formarse? ¿qué están leyendo?
Leonardo. Yo, yo quería un poco responder un poco la pregunta que hiciste sobre el lector. Mira, yo no sé, coincido con lo que dice Ana María que efectivamente es muy difícil medir si el lector ha cambiado. Ahí sí hay lectores que siguen leyendo como siempre se ha leído. Pero, a mi me preocupan dos cosas: una, la gran producción que efectivamente, como bien dice Ana María vivimos en una época donde nunca se ha publicado tantos libros.
Ana María. De acceso a tantos libros como dijiste vos.
Leonardo. Acceso a tantos libros. Pero a mí lo que me preocupa con esta mega producción es, ya no la producción sino el criterio para llegar a los libros. Ese es un tema yo creo que bastante importante porque afecta al lector. El lector ¿cómo sabe a qué libros llegar? O sea, antes, por el menor ritmo de producción, igual había bastante libros, pero los canales de alguna manera eran más manejables; hoy son inmanejables. O sea ¿cómo se produce ese encuentro entre un autor y su lector? Cuando de por medio hay una gama enorme de ofertas o de accesos y de posibilidad de llegar.
Eso es una cosa que a mí me inquieta, porque dentro de ese alboroto y caos sí creo que tiene ingerencia y ahora se está demostrando con el tema de internet de que nuevamente vienen a mediar grandes sellos y sectores editoriales que son los que son los que logran la difusión y saber llegar masivamente a los lectores.
Eso es un tema, y el otro tema es algo que yo no sabría medir. Porque sí es indudable que la multiplicación de los medios audiovisuales hace que muchos lectores, a veces les cueste llegar a la palabra. Y no sé de qué manera, porque no tengo yo un rango de medición, o sea, la ergonomía de la lectura actual, en el sentido de que ¿qué espera un lector sobre un texto? ¿hoy en día un lector puede resistir una página llena o quiere leer textos fragmentados? No lo sé, de qué manera ocurre.
Lo que a mí personalmente, y puede sonar a una cosa rara, de alguna manera sí me alegra porque aunque esos lectores no puedan acceder a todos los textos, el lector literario… volveremos a algún tipo de lector literario, que siempre fuimos una minoría. Un lector que quiere tener por ejemplo textura en la prosa, que quiere tener relieves, que quiere tener altos y bajos. Y me da la sensación que claro, cuando se quiere hacer de la lectura algo masivo se busca una escritura aplanada y llana. Tipo betseller.
José. Que siempre ha existido también.
Leonardo. Que siempre ha existido,sí, pero lo que pasa es que ahora con esta obsesión, el gran poder editorial, eso si no hay que hacerse de la vista gorda. En el sentido de que sí es verdad que muchas editoriales lo que seleccionan son textos de una escritura llana y asequible. A lo que haya un término complicado ya se hechan para atrás. Yo sólo lo diría en el caso de la traducción, o sea, por ejemplo ¿por qué un editor español no puede aceptar un término latinoamericano para traducir una palabra? Debería poder aceptarlo ¿me explico? Porque ese libro no será solamente libro en España sino en toda América Latina.
Entonces ahí vemos nosotros la ingerencia que sí puede tener un editor en el manejo del lenguaje. Y a veces también la autocensura que producen algunos escritores que temen no ser comprendidos y por eso rebajan el nivel de su textura en la prosa.
Ana María. Eso es un poco a lo que yo me refería cuando hablaba de las grandes masas analfabetas que se suman al círculo de lectores. En realidad, toda esta gente que lee hoy Las Cincuenta Sombras De Gray o El Código Davinshi, hubieran sido analfabetos en otra época.
La literatura siempre fue una cuestión de elite. Siempre fue un grupo muy pequeño y muy especial de gente que estaba interesado en la literatura.
Yo tengo 62 años. Cuando yo era chica, no éramos todas fanáticas lectoras. Mi grado en la escuela primaria, donde, además éramos solamente mujeres ¿verdad? Porque también eso, todo ha cambiado en el mundo. Pero bueno, había muchos chicos de miedad, los grandes jugaban a la pelota, las chicas jugaban a las muñecas; no estaban todos con un libro leyendo frenética y desesperadamente. Yo era la que leía mucho, otros no.
Por otra parte, es muy interesante para mí, con respecto a lo que decías de los cambios en el lector, es muy interesante este fenómeno del betseller y del betsellerismo, porque es una demostración de lo poco que en realidad ha cambiado el lector. Mientras el mundo cambia a su alrededor, mientras la tecnología cambia, mientras todo se mueve y se modifica el grueso de los lectores, que en mi época leían a Corín Tellado ahora leen Las Cincuenta Sombras, que es lo mismo. Es exactamente el mismo esquema de novela rosa. Y las vuelve a apasionar la vieja historia de la jovencita pura e inocente que se enamora de un hombre rico. Y lo curioso, que hasta tienen ojos grises esos hombres.
-Ana María y Leonardo ríen a carcajadas.
Sí, a mí eso no deja de sorprenderme. Y después, lo que es fascinante es el tema de la selección ¿cómo selecciona hoy un lector cuando tiene absolutamente todo a su disposición, toda la literatura universal de todos los tiempos?
Pérame, había algo más que decir, bueno, ya me olvidé.
Leonardo. Bueno, ese criterio de selección es tremendo. Ya lo dijo Gadamer en una famosa conferencia.
Ana María. Pera, esperá un segundito y yo te hago acordar de Gadamer porque me gustó mucho ese nombre que no conocía. El ebook, mucha gente tiene la fantasía de que van a publicar en ebook o van a publicar en internet entonces van a ser leídos. Hay millones de autores que no tienen editorial y tienen la fantasía de que si ponen van a tener, claro, porque es gratis muchísima gente los va a leer. Y en realidad, viendo las estadísticas, hoy en español el porcentaje de libros que se venden en ebooks es muy bajito, es un dos coma cinco porciento. Pero además, en ese dos coma cinco porciento lo que más se venden son obviamente los betsellers.
No hay ninguna diferencia entre el mercado, y eso sí te lo puedo decir con estadísticas. En las elecciones de los lectores no hay ninguna diferencia entre el mercado del ebook y el mercado del libro en papel.
Y vos ivas a hablar de Gadamer.
Leonardo. Ah, no, no, sí, no. Sobre el tema ese del criterio de selección Gadamer decía una cosa muy interesante, que para él era un tema preocupante, curiosamente. Él decía que nunca en la historia de la humanidad, del pensamiento, hemos sido tan conscientes de las épocas del pasado. Porque decía que en épocas del pasado la gente vivía más su época y hoy en día, claro, hoy ya podemos leer El Asno De Oro, podemos leer libros de La India, podemos leer libros del siglo XII, novelas, los cuentos del Drial. O sea, hay una multiplicación no solamente en el mismo tiempo, sino hacia atrás. Y eso, claro, a mí me genera un vértigo, me genera un vértigo. Bueno, a ver, siempre es bueno que sea asequible la cultura, pero mi gran preocupación, es ese, es el criterio de selección ¿cómo llegar? Porque claro, no es cuestión solamente de acceder sino que tu tienes que tener una preparación para acceder. O sea, si cae en tus manos La Eneida o cae en tus manos La Divina Comedia o cae en tus manos algún otro texto. Claro, no es solamente la lectura, necesitas tener tu códigos para acceder y realmente leerlos, porque puedes tener también un choque, o sea, no entender realmente qué es lo que está pasando ahí.
Y eso sí es un tema inquietante. Y yo creo que en ese sentido sí el lector está colocado en un marasmo. O sea, eso es tremendo. Y quizás por eso, y ahí conectándolo un poco con tu pregunta que estás diciendo, yo estoy notando que a veces mucha gente que entra en los talleres de escritura creativa, en el fondo son lectores. Son lectores que están pidiendo herramientas para poder entender las escrituras y saber cómo leer. Eso también es un fenómeno que me ha llamado la atención.
Me he encontrado con muchos alumnos que me dicen: no, es que yo no quiero escribir, yo quiero ver cómo es que funciona ese aparato para saber qué es buena literatura. Y lo cual nos está diciendo que está faltando formación literaria.
Está faltando formación literaria porque efectivamente, el lector está muy abandonado. Y hay que darles pautas de lectura. Y eso es un tema que yo creo que es crucial ahora.
José. ¿Cómo se están formando ustedes ahora? Como escritores ¿qué están leyendo? ¿qué están consumiendo en este momento?
Leonardo. Uy, esa es una pregunta complicada. Yo creo que el escritor siempre se está formando, es inevitable. Y yo creo que ese es el placer, o sea, ese es el placer de la escritura. Uno siempre busca más ¿no? Y la verdad es que uno va leyendo muchas cosas.
Uno de los autores que a mi me ha apasionado en los últimos años es este autor de Meridianno De Sangre, Cormack McMacarti. O sea, a mí no me gusta la literatura de violencia, pero cuando un autor hace algo violento y sin embargo lo lees porque tiene un gran nivel de prosa, yo me rindo a un autor así. Es un gran prosista, no digo que todas sus novelas, pero hay novelas de él que realmente son grandes obras maestras. Y qué mejor que dar la siguiente referencia, terminé de leer Meridiano De Sangre e inmediatamente la volví a releer. O sea, una gran prosa, de magnífico nivel, de un mundo muy complejo y muy terrible.
Entonces, ese esto. Yo creo que siempre vamos buscando autores nuevos para enriquecernos ¿no?
Ana María. Si, es exactamente así. Yo soy una lectora absolutamente arbitraria. Y además leo solamente narrativa, no leo ensayos; de lo cual no estoy orgullosa. Creo que en una nueva reencarnación voy a leer ensayos, pues en este avatar sólo leo narrativa.
Leo de la forma más arbitraria posible. Por ejemplo, en este momento estoy leyendo simultáneamente en mi kindle, porque cuando viajo, llevo solamente el kindle. En el avión leí La Caretera de Cormack McCarti, claro que me pasa exactamente lo mismo que a Leo Valencia, un prosista absolutamente fascinante por el nivel de su prosa. Leí una novela de la que no esperaba nada, que es un clásico español que se llama La Regenta de Leopoldo Alas Clarín. Que siempre lo había visto, digamos que ahí, publicado entre los clásicos de los que todo el mundo sabe algo, pero de La Regenta muy poca gente está enterada. Así que leí La Regenta con enormísimo placer. No me imaginaba una novela tan tan bella y a tal punto testimonio de su época. Muy interesante por muchas razones, por la prosa, por la minusia con que describe el mundo que lo rodea. Y también, casi simultáneamente estoy leyendo una novela de un autor holandés que se llama Herman Poch, que es también muy muy interesante.
Bueno, digamos, justamente esta diversidad es lo que además permite la tecnología Podemos todo y qué leemos, qué elegimos es un poco como siempre. Hay algunas cosas que siguen siendo parecidas a sí mismas ¿no? Son la opinión de otros buenos lectores. Eso sigue pesando de la misma manera en que pesó siempre.
Leonardo. Ahí meditando sobre el tema ese de la lectura, porque esa es una pregunta muy compleja y voy descartando ideas.
Ana María. Sí, es muy interesante.
Leonardo. Yo me estoy dando cuenta de que cada vez me interesan más, cada vez, quizá nunca, mejor dicho pero esta vez me alejo realmente de las novelas que insisten en el hecho de estar basadas en un hecho real. De hecho, ya las descarto de entrada. Y después también me estoy dando cuenta de que de que cada vez me interesan más, y ya enfáticamente, novelas que además de contarte una historia trabajen mucho la textura del lenguaje. Y voy a ser más preciso, novelas que en la arquitectura verbal de la novela no sean monocordes, sino que haya cambios de registro. Es un tema que me interesa mucho, porque una cosa que me preocupa de estas novelas tipo Sombras De Gray o Dan Brown es que el lenguaje es monocorde. Es monocorde y además no hay cambios de registro, inclusive cambios de narrador. Y eso sí al lector de hoy en día le está costando aceptar los cambios de narrador en las novelas, porque tiene que adecuar el lente de la percepción. O sea, tiene que adecuar la perspectiva del mundo que está leyendo.
Luego un tema que me interesa de la novela es que sobre todo se atrevan a trabajar en múltiples planos, en múltiples lenguajes. Porque creo que eso es parte de las posibilidades específicas de la novela.
Una novela llana, que en principio dices, esta novela se puede trasladar al cine, pues sí, pues está bien. Pero a mi me gusta esa novela que es difícil de trasladar al cine. Yo por ejemplo, mi gran interrogación es qué va a pasar con Meridiano De Sangre que supuestamente la han llevado al cine. No sé si la has leído Meridianno De Sangre.
Ana María. No leí Meridiano De Sangre.
Leonardo. Pues mira, es como La Carretera pero en versión dura, compleja y grande. Es mucho más grande que La Carretera, y La Carretera es deliciosa ¿no? Entonces, eso es una cosa que a mi me interesa. Me interesan las novelas que planteen una dificultad para ser llevadas al cine.
“Ana María sonríe satisfecha y se entusiasma con la definición de Leonardo”.
Eso significa que esa novela tiene un plano que es eminentemente verbal. Y ahí es donde yo creo que encuentro un interés, porque eso yo creo que redunda en un beneficio para la novela, para su propia naturaleza. Y ojo, no estoy diciendo la novela lírica, no estoy hablando sobre lirismo o florilegios. NO se trata de eso, se trata de una riqueza verbal en función de lo que se está escribiendo.
Ana María. Vos preguntabas también ¿qué espera hoy el lector de un libro? Y te voy a decir que el lector común, el lector la masa, lo que espera es una inmediata apropiación cultural. Y de ahí su interés en las biografías, los libros basados en hechos reales, el libro periodístico que tiene un auge muy grande en este momento y el betseller recargado de información. Yo me he encontrado con gente que me lo ha dicho de la forma más inocente posible. Me dicen: bueno, yo miro una película, miro televisión o miro una serie que me gusta. Cuando abro un libro quiero mi recompensa, cuando abro un libro quiero sentir que estoy aprendiendo algo. Y bueno, ese es un tipo de lector que no tiene paciencia para ese aprendizaje mucho más complejo, más difuso, menos cuantificable que da la buena literatura; pero bueno, mucho más profundo y más interesante también. Eso es lo que quiere el lector común.
Y de ahí también el tema de la autenticidad. La gente me dice: bueno, yo leo poco, entonces cuando leo quiero que sea algo de verdad, algo que pasó en la realidad. El lector común no tiene distancia entre la verdad del echo y la verosimilitud del relato. No pueden comprender esa idea, quizá compleja, de que un relato nunca es verdadero. Y se hacen la ilusión de la autenticidad y de lo verificable, y eso es lo que buscan de un libro.
Leonardo Valencia. Yo creo que esa observación es muy certera, lo de buscar una inmediata apropiación cultural. Pasa sobre todo en la novela, y yo creo que eso es un problema.
Ana María.Claro, es como que está obligado a dar información.
Leonardo. Y fíjate tu que en el caso latinoamericano eso es un problema relevante frente a las publicaciones européas y las traducciones. Es decir, hay una orientación editorial de que la novela latinoamericana tiene que darte cuenta del país del autor.
Pero con ese criterio, nadie lee poesía con ese criterio. Yo no leo a un poeta para saber qué me va a contar de su país, lo leo por el poema. Y creo que quizá en el micro relato debe pasar lo mismo. La gente no lee un micro relato de Ana María Shuá para saber algo de Argentina, no. “Ana María corrobora”. Pero de la novela sí se espera eso. Y eso es un problema.
Y yo creo que los escritores, de alguna manera los novelistas tienen un poco que sabotear eso. Y hay algunos novelistas que lo hacen, o sea, sabotéan un poco esa especie de voluntad de querer señirnos a un territorio.
Es decir, si yo leo un poema de algún poeta dominicano es que quiero leer el poema. Pero en cambio, con la novela parecería que es que tiene que llevarnos a conocer la realidad Dominicana.
Y a ver, está bien. Hay novelas que son magníficas y cumplen con ese papel. Pero no esta precondición de la lectura de una novela. Y efectivamente es eso, lo has dicho muy bien, o sea, se busca una apropiación cultural inmediata. Y eso puede ser una trampa en literatura, porque para eso ya hay otros géneros: el ensayo, la crónica, la historia; que inclusive lo trabajan mejor.
Yo sí lucho mucho contra la idea de la correspondencia entre el novelista y su territorio nacional. Yo creo que se tiene un poco que romper ese tema, porque a veces nos hace perder obras maravillosas. O sea, yo puedo leer una novela de César Aira que transcurre en Panamá y la disfruto; pero yo no tengo por qué exigirle a este autor que me hable de Argentina.
Y yo creo que ese es un tema que hay que discutirlo y mirarlo a fondo ¿no?
José. ¿Hay algo que de repente ustedes digan: carajo, me gustaría hacer esto con la literatura, experimentar esto, probar esto para probarme a mi? Tu Leonardo dices que te consideras incapaz de escribir un poema, pero podría darse, no sé, que en una de tus novelas sí haya algún poema.¿ustedes tienen algún proyecto en el que digan, no sé, si hiciera algún experimento con la literatura, me gustaría esto.
Ana María. Bueno, te digo. Cuando uno empieza a escribir, uno se siente capaz de escribirlo todo, cree que el mundo y su mente tiene infinitas posibilidades. Con los años te vas dando cuenta de que no es así. Uno empieza como un pececito a chocar con los cristales de su pecera. Hay cosas que puede verlo desde afuera y a las que no tiene acceso.
Pero un escritor, un buen escritor, un escritor de verdad siempre está tratando de hacer algo diferente a lo que ya hizo. A veces lo logra, a veces nunca, a veces fracasa. Todos vemos, cuando ves, leés toda la obra de un escritor se ve tanto en los genios como en los mediocres, se puede ver como el escritor llega a una cierta cumbre y de ahí empieza a un descenso. Pero uno nunca sabe, exactamente cual es el punto en que empieza un descenso Uno intenta seguir siempre hacia arriba, seguir hacia la cumbre.
Yo por cierto trato, con cada uno de los libros que empiezo a escribir, trato de hacer algo diferente, que Porque bueno, nada de la literatura me es ajeno. . trato siempre de encontrar, claro, caminos por los que nunca transité.
Eso por supuesto me resulta dificilísimo. En estos momentos estoy lidiando con una novela que probablemente me va a ganar en la pelea; irá a terminar conmigo, pero bueno, nadie puede decir que no lo intente.
Leonardo. Sí, bueno, efectivamente es así. Yo creo que siempre hay una búsqueda en un nuevo libro. Depende también los autores, hay autores que de pronto encuentran una fórmula y siguen aplicando eso; los autores de novelas policiales buscan una fórmula y es esto. Pero sí es verdad que inclusive en ellos hay un algo, un pasito más allá que se quiere dar y es inevitable.
A mí personalmente, un poco lo que me intriga y para mí es muy importante, es trabajar los espacios; quizá porque yo soy una persona desplazada por orígenes y por mi propia vida. Y me estoy dando cuenta que mis libros cada vez más buscan generar, no un espacio de partida o un espacio de llegada, sino un tercer espacio en que puedan convivir todos los espacios. YO sé que suena un poco abstracto, pero es buscar un poco esa conexión. Y me he dado cuenta que es un tema que me ha obsesionado. Yo en mis primeros libros, pues, tenía los espacios parcializados. Y ya mis últimos libros, sobre todo el penúltimo y el último, que estoy trabajando una novela que se me está haciendo muy larga, lo que busco es convivir con todos los espacios que yo pueda, integrarlos.
Y eso es un poco lo que me intriga, que quiero encontrar un espacio, que seguramente no lo voy a encontrar. Yo siempre digo que la morada del escritor es su propia escritura, esa es su casa. Yo he vivido en muchas casas, he cambiado países y el sitio donde tú te refugias es tu propia escritura.
Y trabajo eso de ahí, no sé si lo pueda lograr. Pero me interesa eso ¿cómo en este mundo en el que vivimos, una situación tan nómada, tan un moverte en tantos sitios, cómo lograr esos puentes, esos encuentros?
José. Hay quienes dicen que los escritores se desdoblan en su literatura. En un momento usted dijo que en una de sus primeras novelas lo único que aparece de su mamá era el guiño de una niña que nace al final de la novela, que era parte de algo que usted ya había comenzado parcializado. Es una pregunta que como decimos aquí, se cae de la mata, pero me gustaría saber ¿cómo sus personajes se ven permeados por las mismas luchas de ustedes? ¿cómo es la relación con sus personajes? De repente esa madre de “Como Una Buena Madre” ¿qué tiene de ana María shuá? Esos personajes de Leonardo ¿qué tienen de Leonardo además de haber nacido de la genética de la imaginación del autor?
Ana María. Bueno, hay personajes más cercanos y lejanos al autor. Y hay personajes que son arte regos, pero un arterego nunca es exactamente el autor. Un arterego suele ser más inteligente que el autor, suele tener más tiempo para pensar respuestas ingeniosas; nunca se va de una situación diciendo: ubs, podía haberle d dicho esto o aquello, como le pasa al autor.
Digamos, pues, la introspección en nosotros mismos es la única fuente que tenemos para conocer cómo es la percepción del mundo y para el conocimiento de las emociones humanas. Pero bueno, por lo demás, los escritores somos vampiros de la vida. Vamos viviendo y mirándonos vivir al mismo tiempo y además vamos absorbiendo personajes, situaciones y hechos que pasan en todo el mundo y constantemente a lo largo de nuestras vidas. Y a veces sin darnos cuenta, a veces lo que surge cuando escribimos no es lo que en su momento nos parecía que nos había impresionado más.
Los personajes se construyen un poco como los personajes de Frank anstain en términos generales. Uno toma la cabeza de uno y el cuerpo de otro y los brazos de un tercero, y con eso va construyendo un personaje. O a veces toma una persona como modelo y a base de esa persona construye el personaje. Pero de todas maneras, el personaje se independiza y se separa de su modelo porque va siendo transportado por las leyes de la narración. Cuando uno empieza a escribir un texto va dictando determinadas leyes y determinados códigos y hay un momento en que los personajes responden a esos códigos