Texto publicado por SUEÑOS;
semilla del corazón:
LOS AMIGOS SON COMO LOS CAMINOS
Ciertos amigos son indispensables, simples como aquel caminito de tierra de los pueblos pequeños, son transparentes y confiables.
Otros acaban de llegar, son como caminos que sólo conocemos por el guía, y nos vamos aventurando, siempre vale la pena caminar.
Hay amigos que nos recuerdan a aquellos caminos vecinales, que poco usamos, pero sabemos que estarán allá, siempre están en nuestra memoria.
También existen amigos que infelizmente, nos recuerdan aquellos caminos maravillosos pero que engañan al conductor, pues son llenos de curvas de peligro.
Y existen amigos que son aquellos caminos que desaparecieron, no existen más. Se fueron, pero quedaron impregnados en nuestra alma.
En el viaje de la vida, que puede ser larga o corta, los amigos son más que caminos, a veces son nuestro propio camino.
Deja a tus viejos amigos saber que nunca los olvidaste, y dile a los nuevos que nunca los olvidarás.
Recuerda, todos necesitamos de amigos. Hay momentos en nuestra vida en que nos sentiremos solos, pero si tienes amigos verdaderos nunca estarás solo.
Y siempre en momentos de dificultades, son exactamente en esos momentos en que aparecen los verdaderos amigos.
El tiempo que pasamos con amigos no es tiempo perdido, sino ganado. Sin un amigo, perdemos mucho.
Nunca confundas un amigo con un conocido! Hay una gran diferencia!
Autor Desconocido
LA UNIÓN DE LOS VALORES
Caminaba la ternura sin saber a quién acariciar con sus palabras dulces y sus gestos suaves. Una suave brisa que pasó por allí, se quedó a su lado. La ternura la miró y la brisa le preguntó si necesitaba algo, a lo que la brisa respondió que no, muy discretamente. Pero ambas, se quedaron en ese bello lugar.
Dando giros, arrojando sonrisas y haciendo cosquillas llegó la alegría que las miró, se sonrió y contagiosamente se acomodó juntas a ellas. Más tarde se incorporaron al grupo la comprensión y el amor incondicional, que como siempre, van juntos a todos lados. Los sueños venían volando en las alas de un jilguero. La docilidad se apuró para ayudar, y con mucha prisa la paciencia pudo desenredar el nudo que ataba a los proyectos.
Los secretos corrieron a guardarse en un refugio llamado corazón. La calidez invitó a todo el grupo allí reunido a encender una fogata, y cada uno juntó pequeñas ramitas de hierba seca que fueron colocando con mucha armonía y delicado equilibrio. Cuando estuvo listo, la calidez se acercó, posó sus manos sobre las ramas y suavemente comenzó a arder una diminuta llama que fue abrazando toda la gran fogata que se encendía. A su alrededor se sentaron la ternura, la discreción, la alegría, la comprensión, el amor incondicional, los sueños y los proyectos.
La paciencia junto con la docilidad, se ubicó con la armonía y el equilibrio al lado de la calidez. Los secretos espiaban sin salir del refugio del corazón. Por un instante todos contemplaron el fuego, y más tarde, se tomaron de las manos y juntos al unísono llamaron a ese calor de fogata: "Amistad". Y desde entonces, estos sentimientos permanecen en el corazón de cada amigo irradiando ese calor que no quema, que te abriga y que te acompaña cuando hay oscuridad.
Ese calor que guardas en tu corazón cuando a tu alrededor hay escarcha.
Esa cálida sensación que te guía aunque la distancia te haya separado de su fulgor y su tibieza.
En nuestra fogata de la amistad, cada cual colocó su rama, su hierba seca, el perfume de frutos silvestres o simplemente la chispa para encenderla.
Cada ingrediente se fundió en el fuego, sin diferencias. Otorgándole a esa flama la particularidad de ser única.
La simpleza de su colorido en rojo matiz y naranja, y el destello que irradia un calor que alberga quedarse cerca, muy cerca, disfrutando la emoción de verla crecer sin permitir que jamás se apague.
Autor Desconocido