Texto publicado por starchild
(Relato Propio) Traspasando barreras físicas, capítulo 3. Una noche en la calle.
hola, acavo de terminar el capítulo 3 de la saga. os lo pego por aquí y ahí me opinais.
Un saludo y a disfrutar.
Traspasando barreras físicas, capítulo 3.
Una noche en la calle.
En un enorme sillón forrado de cuero, frente a una mesa de madera de roble en la cual un ordenador iluminaba tenuemente la sala desde el centro de la misma, un hombre con rostro sombrío tecleaba rápidamente datos en el terminal que tenía justo en frente suya. La luz de aquella habitación, en caso que la hubiese, estaba completamente apagada, por lo que solo se podía distinguir levemente el contorno del mismo. Hizo una pausa y cogió un cigarrillo de un paquete y un mechero que tenía cercano a él en el mismo escritorio, y lo prendió para acto seguido, inhalar profundamente el humo del mismo.
--Tiene que estar por llegar –dijo calmadamente.
Pasados unos cinco minutos, agotó el cigarrillo y lo soltó en una papelera que tenía bajo sus pies, y continuó tecleando más datos en la terminal. Unos golpes en la puerta lo sacaron de su ensimismamiento.
--¡Adelante! –Gritó. La puerta de la sala se abrió lentamente con un estrepitoso chirrido y entró otro chico, mucho más bajo que aquel señor.
--No enciendas la luz, y siéntate.
El muchacho así lo hizo, sentándose justo en la silla que había a la izquierda del hombre, echando una rápida mirada al ordenador.
--No intentes entender lo que hay en la pantalla. Son datos codificados que jamás lograrás descifrar.
--De acuerdo, señor. ¿Y bien? Por que me mandó a llamar.
--Sabes que llevas tiempo trabajando en este sitio –Dijo el hombre mayor suspirando.- Pero, ¿Lo sabes todo?
--no puedo saberlo todo, señor. La corporación no ha sido nunca transparente con sus objetivos. Solo tengo mi puesto de trabajo como programador, recibo mi compensación y ya.
--Precisamente es por eso por lo que le tenemos aquí, señor. Es muy discreto con su trabajo. ¿Si le dijese que todo lo que ha estado haciendo ahora no ha servido para nada? Que tendría que decir usted al respecto.
--No entiendo, señor Walter. Me he esforzado todo lo posible por ello. Dígame, ¿En qué he fallado?
--En absolutamente nada, amigo. Pero, supongo que la idea que te viene a la mente de esta corporación, es que es una sociedad encargada de diseñar y programar software de criptología como el que has terminado hace unos días, ¿Verdad?
--Es una posibilidad, señor.
--Bien, en ese caso vamos a entrar un poco más en materia. –dijo mientras tecleaba en su teclado y todas aquellas líneas de códigos ininteligibles se borraban y aparecía en la pantalla un panel con datos personales.
Nombre: Eduardo Alejandro Montiel Hidalgo.
-Edad: 22 años.
ID de trabajador: ZX245351WT.
Categoría: Empleados especializados.
Cargo: Programador / Analista programador.
Finalización de contrato: Indefinido.
--¿Qué es eso, Eduardo? –Dijo Walter señalando a la pantalla.
--Imagino que es mi ficha de trabajador tal y como aparece reflejada en nuestro sistema interno, señor.
Walter Volvió a teclear en el terminal.
--Observa ahora.
Eduardo observó que los campos categoría y cargo en la pantalla ahora reflejaban escritas las palabras ‘Información Clasificada’.
--Explíqueme señor Walter.
--Le explicaré si solo está dispuesto a aceptar la información tal y como es y continuar con nosotros, en caso que diga que sí, usted será ascendido de puesto y sabrá más sobre la corporación, la cual, te adelanto que no es precisamente una empresa de desarrollo y diseño de Software de criptología ni nada similar. Es algo mucho más serio y experimental, relacionado con una ciencia que puede llegar a cambiar el transcurso de la historia de poder ser aplicada con éxito. Pero si por el contrario, decide no aceptar la información, lamentablemente deberá abandonar su puesto, dejar de percibir el salario que percibe, y volver a aquellas callejas de donde una vez te pudimos sacar.
--Si no queda más remedio, que así sea señor Walter. –Dijo un Eduardo algo nervioso.
--Entonces, ¿Eso es un sí?
--Claro, señor Walter.
--Perfecto. –Dijo aquel hombre mientras apretaba el botón de confirmación y la pantalla informaba que el cambio de categoría se había realizado con éxito.
--Como usted sabrá, ya no hay vuelta atrás, amigo. Así que, bienvenido a tu nuevo cargo. Antes de explicarte en qué consistirá, déjame explicarte un poco el transfondo de esta corporación y cuales son sus objetivos.
--De acuerdo señor.
--Como usted ya habrá supuesto, todo el trabajo que ha hecho no ha servido para absolutamente nada, mañana su programa será borrado y no quedará ni rastro del mismo. Ha pasado el filtro. Buscamos a personas eficientes y exigentes con su trabajo, las cuales, sean completamente discretas y puedan cumplir sin problema todas nuestras normativas de protección de datos. Tu, sin duda has logrado eso, y considero que puedes lograr mucho más si te quedas con nosotros. Participarás en un gran equipo de trabajo, créeme, como si fuera tu nueva familia, ya que dispondrás de casa, coche de empresa particular y ingresos el doble de superiores a los cuales estás percibiendo ahora. Pero vallamos paso por paso.
Walter volvió a teclear y apareció una imagen cinematográfica en la pantalla.
--¿Reconoce la película?
--Star Treck sin duda.
--Bien –Dijo Walter mientras hacía que el vídeo se detubiese.- Todos hemos disfrutado con esas películas cuando hemos sido chicos, y muchos, compartimos aficiones cuando la recordamos. Y mucha gente estaba ilusionada con la teleportación, cuanta gente se ha preguntado alguna vez. ¿Qué fáciles serían los viajes espaciotemporales? Un día, alguien apretará un botón, y viajaré de México a China en unos milisegundos. Y si esto pudiese ser real… Y si te dijese, Eduardo, que esto es real, ¿Y que se puede lograr? Nuestra corporación forma parte de un grupo de multinacionales secretas, alojadas por toda Latinoamérica las cuales se encuentran experimentando con este tipo de ciencia. El teletransporte es tan solo una de las ramas que se está investigando, y es a lo que nos centramos nosotros principalmente. Pero no puedo darte muchos más detalles, tan solo que ya hemos comenzado a experimentar con algunas personas.
--¿Dónde?
--La unidad de experimentación se encuentra en argentina. En los subterráneos de una agencia de noticias colocada también por nuestra sociedad. Allí tenemos nuestro laboratorio. Mire, el cerebro humano solo es capaz de utilizar el 5 por ciento de su potencial. El 95 porciento de la capacidad restante, se encuentra completamente bloqueada dado a nuestros límites de percepción. La telequinesis, la modificación de nuestro código genético e incluso telepatía, son capacidades que se pueden llegar a alcanzar, y está científicamente demostrado por nosotros. Pero un ser humano no puede alcanzar estas habilidades por sí solo. Necesita algún tipo de dispositivo que mande impulsos eléctricos al cerebro y que le ayude a desbloquearse temporalmente. Y esto es precisamente lo que estamos tratando de hacer. Consiste en que las propias personas sean capaces de teleportarse por si solas, con un poco de ayuda. Se les inserta un estimulador cerebral, un microchip que por lo general se aloja en el hemisferio derecho del cerebro. Este envía impulsos, para desbloquear el potencial de la persona. Para que lo entienda mejor, es como los adaptadores que permitían emular la consola Master System en una Sega Megadrive, haciendo que el procesador de la consola pudiese emular rendimiento superior con un poco de ayuda eléctrica. Pero todo esto debe hacerse bajo una supervisión extrema y en unas condiciones muy controladas. Una persona con su máximo potencial puede ser igual de letal que un ejército de 100 militares juntos o un artefacto explosivo. Aquí nos encargamos de que la persona pueda transportar sus partículas a distancia, sin necesidad de recorrer el espacio físico que hay entre un punto a otro. Por ahora se ha conseguido, pero en distancias ridículamente cortas. ¿Vas bien por ahora?
--Sí. Tengo que reconocer que me suena a película o a historia de ficción, pero no creo que sea así, si me lo está diciendo usted.
--En ese caso, pasemos a hablar de tu nuevo cargo. Te daremos las pautas de actuación, y deberás ayudarnos en todo lo posible. A partir de ahora te encargarás de la vigilancia y supervisión de todos los sistemas informáticos en la sede que tenemos en argentina. Se te proporcionará una conexión directa desde aquí y tendrás acceso a las cámaras de vigilancia y a las terminales de los ordenadores vía remoto. Podrás comunicarte con los empleados si lo deseas. Deberás revisar que los sistemas no tengan fallos, y a ser posible si puedes implementar alguna funcionalidad a la interfaz que manejan los empleados, será bienvenida.
--Estoy perfectamente preparado para eso, señor.
--Entonces no hay más que hablar. Mañana te seguimos explicando el procedimiento, puedes retirarte a descansar.
El humo hacía todo medio borroso y la música de hip hop sonaba muy alta en aquel local. Era uno de los pocos que se atrevía a desafiar la ley antitabaco y donde mucha gente se aglomeraba para pasarlo bien por la noche. Camila se alejaba poco a poco de la multitud hacia el baño de señoras aprovechando que estaba desocupado y se metió en uno de los retretes. Tenía la placa preparada en la mano así que rápidamente se la llevó a la nariz e inhaló profundamente. Una sensación de euforia y calma al mismo tiempo la invadió y ya si se sentía preparada para salir al mundo exterior. Volvió a salir de aquel baño al calor de la gente, los murmullos y las voces de aquellas personas que bailaban y bebían por doquier y a la música insoportable. Escaneó el local con la mirada hasta que se fijó en Fran y fue hacia allá.
--Joder, por fin te encuentro tío. ¿Dónde te has metido?
--Hemos ido con la peña a comprar bebida, no hay ya tanta pasta para seguir gastando aquí así que vamos a tener que tirar de perrunería.
--Vamos fuera y seguimos hablando, ¿OK?
--Sí porque aquí no hay quien se concentre.
Salieron al fresco de la calle y dejaron tras desí aquel antro. Fran se apoyó en el capó de su coche tras haberlo localizado. Era un chico joven y bastante delgado, de ojos negros y pelo castaño. Vestía con una enorme chupa de cuero y botas. Miró a Camila y continuó hablando.
--A bea le ha dejado Damián. Está Súper rallada tía.
--¿Y de mí quien coño se acuerda? –Dijo Camila visiblemente alterada.
--¿Y que te pasa a ti ahora, Tía?
--Es verdad, que todavía no sabéis nada. Roberto se ha pirado –Dijo ella casi llorando.- Me ha dejado, se ha largado a argentina con otra tía.
--¿Lo que me estás diciendo es verdad? O es una coña.
--¿Cómo va a ser una coña?
--Esque me parece muy fuerte. No se el siempre estaba súper preocupado por ti y… No se.
--Yo tampoco entiendo nada. ¿Vale? Así sin más, me llamó por teléfono diciendo que tenía las maletas hechas, que me fuera a la casa de mi madre porque esa casa yo no la iba a poder pagar y todo eso.
--Yo la verdad, que flipo con todo lo que uno se entera. Entonces ahora tienes que estar súper rallada, ¿No?
--Pues imagínate, me ha dejado mi novio, me tengo que ir de la casa, y volver a aguantar las tonterías de mi madre.
--Bueno, vente un ratito con nosotros anda, así te despejas.
--De acuerdo, pero no mucho tiempo, estoy muy cansada.
Entraron en el coche y se pusieron en marcha. El puso la radio y comenzó a sonar una aburrida canción mientras Camila daba cabezadas y se alejaban por las frías calles, a la luz de las farolas que pasaban incesantemente sobre sus cabezas.
--¿Dónde vamos hoy?
--Al polígono. No hay mucha gente y no pasará la pasma parece ser con lo cual podremos hacer botellón sin problema.
--No está muy lejos de aquí, ¿Verdad?
–Unos 2 o 3 kilómetros nada más.
--Ah entonces está ahí al lado.
Aparcaron en un sitio bastante desierto y bajaron. Caminaron durante un rato por calles vacías hasta que escucharon música a lo lejos probablemente proveniente de algún radiocasete a pilas. Finalmente llegaron donde se encontraba la pandilla. Chicos y chicas reían y bebían, alrededor de una radio y botellas de alcohol y vasos de plástico.
--Uh! Ahí llega la Camila. –Dijo una pelirroja que se acercaba rápidamente a ella.- Como has estado loquilla.
--Bueno –Dijo esta mientras le chocaba la mano.- Ahí voy tirando, vamos a beber un rato y después os comento.
--Hey Cami, tienes que probar esto. –Dijo Julián, un hombre moreno y alto que se acercaba a ella tendiéndole un gran vaso de plástico.
--Gracias tío. –Camila dio un pequeño sorbo a la bebida y fue junto al grupo.- Y por aquí que tal.
--Pues estamos esperando a bea, todavía no sabe si va a venir o no. Damián seguramente no aparezca por un tiempo.
--Bueno pero tampoco es así eso, los dos son de la misma peña y yo que se.
--ya pero ya sabes como es la cosa en estos casos. Y es normal que ahora no quieran estar juntos. Por lo menos Damián tiene por ahí otra peña pero Bea la pobre si no viene está muy solilla.
--Bueno…
La conversación de Camila y Julián fue interrumpida por una llamada de su teléfono. Era su madre. Descolgó.
--Dime Oma.
Camila se alejó brevemente de aquel lugar.
--A ti que te pasa. Llevas más de un mes sin llamarme y no se absolutamente nada de ti.
--¿Y que quieres que te diga? –Dijo Camila visiblemente alterada.
--Camila, soy tu madre y creo que mínimo, deberías de mostrarme un poco de respeto. ¿No?
--¿Y tu? Que llevas sin llamarme un mes y ahora te me presentas así hecha una furia por teléfono. Dime que quieres.
--Saber de ti, nada mas.
--Que no me tienes por qué controlar tía, que yo ya tengo mi vida.
--¿Vas a venir a verme, o no?
--Como si tuviera yo ahora tiempo para verte.
--No, esa panda de borrachos y drogadictos son mucho más interesantes que ver a tu madre.
--Por lo menos, ellos no me dicen tonterías.
--Hasta que se les acabe el choyo, hija, acuérdate de mí. ¿Y Roberto como está?
--No voy a hablar ahora de Roberto, má.
--Para una persona que merece la pena, en fín…
--¡No merecerá tanto la pena cuando se ha pirado a argentina y me ha dejado colgada con la casa y con todo! –Dijo Camila, rompiendo a llorar.
--¿Pero qué me estás contando, hija? Haber ¿Te quieres relajar y contármelo todo?
--Hace dos días má. De repente se fue a argentina me llamó por teléfono. Me ha dejado por otra chavala…
--¿Y que vas a hacer ahora?
--No lo sé, buscaré trabajo donde sea o trapichearé con algo, lo que salga.
--No Camila, bastante problema tienes ya con tus adicciones para meterte en otra cosa más. Mañana pasa tu padre a recogerte y ya vemos como nos las arreglamos con la casa…
--No mamá, no voy a volver, no puedo volver.
--Camila, tienes que volver. ¿Esque no te estás dando cuenta? Camila… Cuantos años tienes. Por dios, tienes solo 20 años y ya aparentas una persona de 30.
--¿Y qué más da eso? –Dijo esta llorando.- No importa nada absolutamente nada.
--Y qué vas a hacer. ¿Seguir así hasta que no tengas donde ir o no sepas como pagarte lo tuyo?
--¿Vas a seguir diciéndome tonterías?
--Tonterías no, Camila. Abre los ojos de una puñetera vez y escucha lo que te voy a decir. Si quieres acabar como esa gente…
--Mamá yo controlo lo que me tomo…
--Escúchame y después me hablas. ¿Vale? Si quieres acabar como esa gente, sin tener donde ir, durmiendo todas las noches en la calle, pidiendo para poder sobrevivir y enfrentarte a todas esas gilipolleces, sigue así. Con suerte acabarás en algún asilo, presa, o en algún centro de acogida para personas problemáticas. Yo puedo ayudarte si quieres, Camila. Si no te dejas ayudar…
Camila colgó sin pensárselo dos veces y guardó el teléfono en el bolso. Estaba hecha una furia. Tenía ganas de mandarlo todo a freír espárragos, absolutamente todo. La emprendió a patadas con una papelera que tenía cerca hasta que esta se desenganchó y comenzó a rodar.
--¡Joder, joder y joder!
Alertado por el ruido y los gritos de Camila, francisco corrió hacia ella. La agarró de los hombros.
--Camila relájate joder.
--Suéltame Fran, suéltame. ¡Suéltame! –Dijo esta entre gritos histéricos.
--Escúchame Cami. Como no te calmes te voy a dar una ostia que te voy a dar tres vueltas a la cabeza. ¿Te relajas? ¿Quieres que vengan los maderos y te lleven o qué?
Poco a poco se fue calmando mientras daba el último sorbo al vaso de plástico que llevaba en la mano. Su respiración agitada entre lágrimas comenzó a detenerse poco a poco.
--Quiero volver a casa… Quiero… Quie… Quiero Volver… A casa –Dijo esta temblando y entre sollozos.
--Claro que vas a volver, estás hecha una auténtica mierda, ve al coche.
--Ayúdame. Estoy mareada. –Camila comenzaba a tambalearse y a perder las fuerzas por momentos.
--Joder Camila ¿Hoy también?
--Tres rayas.
--Me cago en ti. Y encima has mezclado bastante Alcohol. Has tomado mucho en el hip stars ¿Verdad?
--No me acuerdo.
--Vamos, apóyate en mí.
Esta de repente echó la cabeza hacia delante y comenzó a vomitar mientras palidecía por momentos. Tosió y se volvió a reincorporar.
--Vamos anda que menuda estás hecha.
Carlos recorrió el camino de vuelta al coche con Camila apoyada al brazo hasta que llegaron a este. La ayudó a entrar y la recostó en el asiento trasero.
--¡¿Voy a avisar a los chicos y ahora vengo. OK?
Camila asintió levemente mientras cerraba los ojos. Cerró la puerta y corrió rápidamente a donde estaban los demás.
--¡Chicos voy a llevar a Camila a casa, ¿Vale?
--No te preocupes, ya me encargo yo Fran. –Dijo Julián.- No te importa ¿No? He sido el único que no ha bebido.
--Sin problema. Ve con ella anda.
--Vale, después te traigo el coche de vuelta.
Julián se alejó mientras Fran se dirigía al resto de amigos.
--Esta Camila no sale de ahí. ¿Eh?
--Pero que le pasa ahora. –Dijo la pelirroja.
--Pues nada, que Robertito la ha dejado y se ha pirado a argentina.
--¿Pero de que va ese tío?
--No lo sé, ten en cuenta que ese tío nunca se ha juntado con la peña, siempre ha sido muy rarito.
--por un lado bea, por otro lado Camila… Al final me monto un teléfono de la esperanza o algo así por el estilo. ¿Y has hablao con el tiburón?
--Si, mañana trae más cargamento de coquita para los dos.
--Y el resto de peña que no se anima a probar estas cosillas…
--Bueno ellos sabrán lo que les gusta y lo que no, ¿No te parece?
Walter seguía tecleando en aquel ordenador cuando de pronto sonó el teléfono. Descolgó lentamente.
--Al habla Walter.
--hola Walter, soy yo, luna. ¿Como va todo?
--¿Alguna novedad?
--Sí. Te he dejado en tu bandeja de correo los datos de un nuevo sujeto que pretendemos incorporar a los experimentos.
--Perfecto. Por mi parte, ya tenéis a un revisor internacional. Se llama Eduardo y en breve se pondrá en contacto con vosotros.
--Me parece perfecto. ¿Qué tal va todo por ahí por México?
--Bien, por suerte. Tengo mucho trabajo, hablaremos en otro momento.
Walter colgó la llamada e inmediatamente sonrió levemente. Así que otro sujeto que se incorporaría al experimento. Las cosas marchaban como debían, pronto habría más avances en el campo si todo sucedía conforme lo planeado. Apagó el ordenador, ya miraría mañana el informe. Era tarde y necesitaba descansar.