Texto publicado por víctor josé diana

la historia de un comerciante que creó una fórmula encontra de los malos pensamientos y la tristesa en los seres humanos!

El dueño de un restaurante, que sabía de los estragos que ocasionan en la mala digestión los malos pensamientos, se inventó una singular forma para ayudar
a quienes padecen de úlcera.

En el comedor de su negocio implantó una multa a todo aquel que hablara de cosas tristes o preocupantes durante el almuerzo.

La multa consistía en pagar $1.000 más por el plato. Y la suma recolectada, según argumentaba, iba dirigida a las personas que padecían la citada enfermedad.
Lo curioso fue que él llamó a su 'Asociación de Lucha contra la Úlcera' con esta palabra: ¡Ojalá!

Decía que todos los seres humanos debemos esparcir nuestros buenos pensamientos.

Eso sí, recordó que todos tenemos dos opciones: Ser como la abeja que va de flor en flor recogiendo polen y esparciendo fecundidad; o ser esa mosca que
busca todo lo sucio que nos rodea.

Los seres humanos gozamos al vernos rodeados de personas que hablan de lo que les alegra, no de lo que les entristece. Así que, de ahora en adelante, vamos
a traer buenas noticias.

¿Ha oído a los niños?

¿Alguna vez ha escuchado hablar a los niños de lo caro que está la vida, de la inseguridad, del desempleo, del mal tiempo, de la congestión vehicular o
de la contaminación ambiental?

Ellos nunca hablan de eso. La muchedumbre de ensueños que se despiertan en los pequeños, sólo nos trae buenos deseos.

¡Y es cierto!

Estos pequeñines no le dedican ni un segundo a lo mal que está el Producto Interno Bruto, PIB, ni a los estragos de la Inflación, ni mucho menos a las cosas
enredadas de la economía que nos cuentan todo lo pobre que está nuestro bolsillo.

Pareciera que ellos, los niños, estuviesen ahí sólo para recordarnos que, más allá de los problemas, de lo duro de un día de trabajo, siempre hay razones
para continuar.

¡Ojalá ellos gobernaran el mundo! Por eso, de manera precisa, en esta página usted leerá muchos Ojalá. Porque esa interjección, cuando se tienen grandes
sentimientos, trae consigo notas positivas.

Por ejemplo: Si usted algún día tropieza, ojalá se levante como lo hacen los niños; es decir, enseguida y sin vergüenza.

Los 'Ojalá' de un niño
. Ojalá usted tuviera la mirada de un niño, porque sería un hombre transparente y puro.

. Ojalá tuviera la ilusión de un niño, porque llegaría a ser tan grande como él.

. Ojalá celebrara su cumpleaños y decorara su cuarto como un niño, porque llenaría sus sueños de alegrías.

. Ojalá tuviera los amigos que tienen los niños, porque jamás les exigiría a ellos que fueran mejores que usted.

. Ojalá le pidiera a Dios de la misma forma como oran los niños, porque entendería que Él nos escucha a todos por igual.