Texto publicado por Rody Armando Mora

¿El sentido de mi vida? ¡Quererte!

 
Cuando en tus labios te cuento mis deseos, te digo mis quejas y en tu respiración que me respiro, me impregno de tus desechos, estos se convierten en mis
motivos para soñar que recorro tu cuerpo, sin robarte el oxígeno que te llena de vida y te hace bella. Sabes a silencio y a sueños, y con el susurro tierno
de tu voz se calman mis desventajas ansiosas de ti, egoístas de ti, me pierdo porque estoy perdido, vivo con mil sentidos y ninguno me pertenece porque
se fueron detrás de tu carita, porque vivo en ti, vivo amándote tanto que ya no pienso en mí.

Mi meta son tus sentimientos, uno a uno, mil a mil, millón a millón, todos para mí, para convertir tus tristezas en risas y quizás quien sabe, lo que te
hace reír en reflexión pero no en llanto, porque no te concibo triste aunque a veces yo sea la causa que detiene tu alegría.

En medio de tantos problemas, el deseo de buscar tranquilidad, los trinos que desde muy cerca incitan a la búsqueda de un bienestar o tratan de dirigir
la mirada a otros estados de alegría, esos deseos que invitan a crear un mundo irreal de felicidad, sólo desvirtúan y nos alejan del verdadero camino del
amor, a veces un poquito doloroso, un poquito sufrido, pero dolor y sufrimiento que fortalece el alma.

Pensar que existe el amor sin esfuerzo es una fantasía, porque el amor verdadero se manifiesta en su medio perfecto; el del esfuerzo por superar las dificultades
y se perfecciona en su creatividad, sin estrategia preconcebida y con la firmeza del que no renuncia.

Amor sin reclamo es amor falso y es amor que destruye, porque el amor se educa no puede ser amor de instintos sin criterios.

Amor que no tiene reclamo y no se ejercita en el perdón es un amor que abre un espacio al cansancio de los débiles y lleva a la muerte espiritual porque
con sus sutilezas y sortilegios se roban el alimento de las almas hambrientas de amor.

Todos a cada minuto y cada día construimos nuestra soledad, hasta un día cuando nos damos cuenta, sentimos pánico de la terrible soledad que hemos alimentado
con alegrías y expectativas negativas, forjadas en el falso concepto de que haciendo muchas cosas, teniendo muchas actividades, afectos o actividad social
de todo tipo, ocupamos nuestra mente y engañamos a nuestro estado anímico y con esto la soledad desaparece.

Entonces nos volvemos personas aficionadas a hacer y no nos ocupamos de ser porque no nos miramos a nosotros mismos y no nos asumimos en fuerza de lucha
y deseos de superación.
Bertolt Brech un dramaturgo alemán escribió:

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los
que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.

Luchar toda la vida no es otra cosa que amar la vida en sí misma sin escapes. Eso es amor. Por eso aunque existieran mil razones para dejar de pensarte,
cien para dejar de admirarte, mi gran y único motivo para no olvidarte será...

¡Quererte y luchar por ti hasta que decidas olvidarme o no comprenderme!

Sin pretender ser imprescindible para tu vida, ¡porque tú eres el sentido de mi vida!

Amarte para mí es mi modo de expresión, mi modo de vivir, el estilo elegante de mi identidad y mi orgullo, jamás competiré con nadie ni con nada, tampoco
contra ningún sortilegio por tu amor, mi único sortilegio es que convierto tus venas en mis arterias, para con mi oxígeno navegar por ti.

Mi sortilegio será llegar a tu corazón con las suficientes razones y verdades que sólo nacen del amor pleno que todo lo da, como una mariposa blanca, tierna,
delicada y nerviosa, cuando vuela debajo del cielo, encima del mundo.

* Autor: Miguel de Carlo "Enamorado de Marla" *