Texto publicado por Fátima Osores

ENSOÑACIONES

ENSOÑACIONES

I
Le crecía algo entre las piernas…A ella le crecía algo entre las piernas…Algo vegetal.
Eso era, por supuesto, monstruoso.

II
La Muerte era un cilindro; como un tarro de dulce de leche pero con ruedas. No muy alto; no muy largo. Y yo, con los pies calzados, estaba parada sobre eso; parada sobre la Muerte…

III
Recordé algo pero no puedo precisar qué. Es como si tocara (como si los dedos de mi memoria tocaran) algo, y ese algo estuviera encerrado, guardado, en una caja que no puedo abrir. Lo tengo ahí, aprisionado entre las manos de la memoria pero, como está en esa caja, no puedo tocarlo. Quizá esa caja no deba ser abierta pero, obviamente, me gustaría…

IV
Era malo con ella; no importaba hacerle daño. A mí me horrorizó pero a mí, no.

V
Yo había querido apartarme de ella, y me lancé a correr por el consabido pasadizo. Cuando llegué de este lado, a la seguridad de mi pieza, me percaté de que había olvidado el reloj y quise, corriendo, volver a buscarlo. Pero el pasadizo ya no estaba, ya no existía. Triste, pensé en Los Pasos Perdidos….

VI
Le dije que nunca, nunca, nunca (ya no era yo quien repetía) y el eco me alcanzó como una amarga profecía.

VII
Arráncame la cabeza y llévatela lejos, donde pueda sentir y no sólo pensar; donde pueda cantar, soñar y volar; donde pueda vivir; donde pueda ser. Lejos.

Fátima Osores
2009