Texto publicado por Belié Beltrán
capítulo III de El Rey De Las Adivinanzas
III.
La gente de Pardavel cuenta muchas historias. Tienen anécdotas y cuentos sobre casi cualquier cosa.
Nata desde pequeño se acostumbró a escuchar las aventuras que contaba Senso. Aprendió a hablar oyendo como el sastre, con un centímetro en el cuello le narraba lo que vivían otras tierras y otras criaturas. También fue él quien le confirmó la existencia de un lugar en donde están almacenados todos los secretos de la tierra.
Mientras pasaban campos y potreros, el muchacho intentaba recordar cada una de las palabras narradas por Senso; intentaba no ver la cara de Tacri pidiéndole que lo saque del río. Pañuelo le lamía la mano para consolarlo, intuía lo que pasaba en el corazón de su compañero. Aún así, Nata deseaba olvidarse de todo y volver; pero si lo hacía todos se burlarían de él, no sería rey de las Adivinanzas, habría sido en vano todo lo vivido hasta ahora.
Su tobillo izquierdo le impedía caminar.Miró a su amigo y le dijo:
‘Si fueras un pañuelo de verdad, te amarraba en el pie como venda.
Sonrió con el gesto que hizo el perrito. Decidió utilizar un palo de guayaba como bastón, siguió su camino.
La tercera noche paró a descansar bajo un flamboyán parecido al de Pardavel. Tiritaba de frío, tenía mucho sueño. Al quedarse dormido soñó que caía a una corriente, que pedía auxilio, pero que nadie le ayudaba. Vio a Pañuelo caminar junto a tacri sin mirar atrás.
El perro, preocupado, huyó por el sendero cercano. Olisqueaba en todas direcciones en busca de algún rastro que pueda brindarle ayuda. A ratos andaba, otros corría a toda prisa sin hallar a nadie de confianza.
Desesperado , sudado por el cansancio llegó a una enramada en la que una cabeza roncaba con un cachimbo en la boca. Pañuelo le iba a pedir ayuda, pero algo en el aire le hacía desconfiar; recordó que su amigo estaba desamparado justo cuando iba a ladrar en reclamo de auxilio. El instinto le hizo salir de puntillas, para correr de regreso al flamboyán.
Tenía sentimientos encontrados. Sus ojos miraban con esperanza, como si supiera que algo bueno iba a pasar, pero su hocico le indicaba que debía tener cuidado, que se aproximaban peligros mayores a los vividos hasta entonces.Guardaba aún en el pelaje, las sensaciones que le provocó la cabeza que dormitaba en la enramada; evitaría pasar porahí sea como sea.
Nata soñaba que alguien le arrastraba por los pies. Gritaba que lo dejaran en paz, que no lo molesten; temblaba.
Bajo el flamboyán, con un sombrero blanco y abrigado por una capa que le llegaba hasta los tobillos, un señor intentaba quitarle las botas al niño. Susurraba palabras tranquilizadoras, mientras buscaba la manera dehacerle el menor daño posible. La luna proyectaba tres sombras entorno al árbol.
Tampronto llegó, Pañuelo amenazó al desconocido con un gruñido. Iba a atacar cuando unos brazos pequeños lo abrazaron por el cuello, le acariciaron la oreja izquierda de un modo familiar.
‘Pañuelo, bonito, no ladres al señor, que quiere ayudar a Nata.
El perro volvió a gruñir, aunque con menos enfado. De repente se puso a bailotear alrededor , saltó para lamer el rostro de Lili. La niña reía pidiéndole que se estuviera quieto. El señor del sombrero dejó de atender un momento a Nata para mirar a los dos que rodaban por el suelo.
Pañuelo y Lili siguieron al hombre, que cargado con Nata tomó un camino que daba a una casa de madera. Una vez en el interior,Antonio acomodó al niño en una esterilla que tenía al fondo, se quitó el sombrero y la capa, luego encendió un fogón. Atendió al enfermo durante toda la noche, le ponía paños fríos para bajarle la fiebre, le hacía tomar un té de yerbas, también ponía compresas con hojas tibias para reducir la hinchazón del pie.
Elperro veló también; debía vigilar por si pasaba algo. Luego de tomar un poco de té, Lili no pudo quedarse despierta como quería.
‘Bueno amiguito, parece que la pequeña también se ha dormido. ¿Puedes explicarme qué hacen un par de muchachitos andando por ahí como si fueran personajes de un cuento de aventuras?.
Pañuelo sonrió, mostró sus colmillos mientras movía la cola. Antonio observó al perro y asintió con la cabeza a una pregunta que nadie hizo.
Cuando Nata despertó, se encontraba confundido. A su lado Lili y Pañuelo dormían.
Un hombre desconocido entró en la habitación de madera, con una taza de café en la mano.
‘Creo que tendrás que contestarme algunas preguntas muchachito. Pero primero desayunaremos todos.
Nata describió todo lo que le ocurrió desde que salió de Pardabel. Habló de lo que buscaba, de Tacri, de los muchachos que no jugaban en las noches y de cómo tras caer al río, tacri pareció convertirse en un adolecente desvalido. Se le hizo un nudo mientras hablaba, quería llorar; Antonio lo miró en silencio; luego de un rato le pidió que se calme.
‘No entendí por qué tacri me hablaba de tres personas, si sólo estábamos Pañuelo y yo.
Dijo Nata después de un rato. Estaba sentado en un banco hecho con un tronco clavado a dos horcones del frente de la casa. Era la hora de la comida. Los viajeros daban gracias por poder comer algo caliente después de tanto caminar.
‘creo que esa inquietud puede contestártela Lili.
‘Bueno, lo que pasa es que yo decidí que tu no podías salir solo porque te podías meter en cualquier lío. Y ya ves, nomás me descuidé un chin y ya tenías tu un pie roto. Además, vas a necesitar ayuda para explicar hacia donde vas, porque se te ha metido en la cabeza la bobería de que vas a un sitio que nada más existe en los cuentos.
Antonio sonrió con la franqueza de la niña y con la respuesta airada de Nata. Se puso en pie, tomó otra taza de café, se dispuso a escuchar la ruta que pretendían tomar los pequeños aventureros. Luego de un rato en silencio, mientras Lili y Nata discutían, comentó.
‘Creo que Pañuelo tuvo una experiencia algo desagradable. Imagino que estará pensando en que ustedes no deben ir por el camino de la Cabeza Seca.
El perro movió las orejas, alerta. Entendía de algún modo las palabras delhombre.
‘Pero, ¿La Cabeza Seca no es un personaje del cuento de Gutino? ¿cómo es que hay un camino de ella?. Usted sabe muy bien que las cosas de los cuentos son de mentira.
Nata estaba de pie. El tobillo le dolía un poco. En el monte se escuchaban los cantos de pájaros y un eco que parecía venir del estómago de los árboles. Caminaba de un lado a otro mientras Antonio contestaba que gutino si existió, que La Cabeza seca desgraciadamente no era sólo un cuento inventado por Senso. Les dijo que fue él mismo quien le hizo la historia al sastre durante un tiempo en el que vivió en San Cristóbal.
Estaba muy calmado al hablar. Antonio no parecía ser un sujeto triste o violento.
Les hablaba de cuando él era pequeño. Era el menor de los hijos de Gutino. Vivíacon sus padres y suscuatro hermanos, hasta que al papá se le ocurrió el embuste de que Dios le había revelado que tenía que irse al monte con dos racimos de plátanos y el único puerco quetenían.
Los pequeños escuchaban embelezados lahistoria. La madre y los pequeños permitieron que el padre se fuera dejándolos con apenas piltrafas del cerdo.
Durante el tiempo que Gutino estuvo perdido, cumpliendo con la orden que Dios le dio, el resto de la familia se dedicó a trabajar. En las mañanas el mayor de los hermanos y la mamá enviaban a los pequeños a una escuela cercana e iban a vender frutas que buscaban en el monte. En la tarde trabajaban juntos en una hortaliza.
Pasó mucho tiempo sin que supieran nada del padre, hasta una noche en la que un hombre flaco y asustado tocó la puerta de la casa. Pidió que lo dejaran entrar. Empezó a hablar deprisa.
Les dijo que en el monte había hecho una enramada, que allí colgó una hamaca y que se puso a fumar el cachimbo mientras cocinaba. Se había quedado dormido, pero un sonido como el de un coco seco al caer, lo despertó. Se paró de la hamaca y fue a servirse un primer plato de comida cuando una Cabeza seca le habló.
Gutino se negó, le dijo que se fuera a molestar a otro lado. La cabeza Seca, molesta, le dijo: “Sea lagartijite, sea hormiguite,sea Gutino ¡morí ahí Gutino!”.
Lili y Nata conocían la historia como se las había contado Senso; pero escuchar la forma en la que la contaba Antonio y saber que no era una mentira, les llenó de miedo. Incluso Pañuelo erizaba el pelo mientras el hombre hablaba.
Cada vez que la cabeza Seca tenía hambre volvía a gritar: “Morí ahí Gutino!”. Cuando terminaba volvía a revivirlo para que siga cocinando.
Después de mucho cocinar, la comida se había terminado, la cabeza Seca dormía en la hamaca; en ese momento , Gutino aprovechó para escaparse.
‘Creo que ustedes ya saben como sigue la historia.
Nata y Lili contestaron que sí.
‘’Cuando su papá llegó a la casa, ustedes decidieron irse de la zona esa misma noche.caminaron muchísimo, hasta el otro día. Cuandollegaron a un batey, Gutino quiso fumar su cachimbo y se acordó de que lo había dejado al lado del fuego. Ustedes le dijeron que le comprarían otro, que no se preocupe; pero él quería el suyo.
Por más que insistieron para que no se devuelva, él salió corriendo en el caballo.
Antonio caminaba de un lado a otro mientras Nata continuaba la historia que él conocía tan bien. En ese punto, lo interrumpió para continuar con la parte que ellos no conocían.
Mamá decidió esperarlo ahí mismo en el batey, pero cuando vio que al día siguiente él no regresaba, supuso lo peor. Mis hermanos la convencieron de que no vaya a buscarlo, le dijeron que podía ser muy peligroso. A cambio, el mayor de nosotros decidió ir a averiguar. Al día siguiente volvió con el rostro arrugado, parecía un viejo. Nos dijo que de papá sólo había encontrado la ropa. También, que una cabeza sin carne fumaba el cachimbo hechando una pavita en la hamaca. Creía que se salvó porque como estaba dormida, la cabeza no se dio cuenta de que él estaba ahí.
He pasado muchos años tratando de encontrar una manera de deshacerme de ella. Pero en fin, ya es muchocuento para ustedes.Pueden quedarse hasta que Nata esté listo para seguir su camino; aunque debería mejor devolverse a su casa. Las cosas de aquí en adelante pueden ponerse peores y no siempre se encontrarán con un viejo loco que los ayude.
Mientras se curaba el pie del chico Antonio les contó más cosas sobre gutino y la Cabeza Seca; les dio detalles que senso no les dijo en los cuentos de Juan Sonso y Pedro Animal. También les explicó que los enemigos que tendrían, no siempre podrían vencerlos con empujarlo al río.Nata, Lili y Pañuelo disfrutaron de los pocos días de descanso que tendrían. Días tan pocos como los que le quedaban a la temporada de mangos.