Texto publicado por Brenda Stéfani

Déjalo salir

Me gustaría no pensar demasiado en lo que quiero decir, simplemente soltarlas, dejarlas salir, dejar que sean lo que quieres que sean nada más porque desean cumplir el capricho de los que intentan comprenderla.
como una ausente, despierta o soñadora, busco en mi alma apagada algún indicio de que algo de todo aquello ocurrió o si quiera existió, si valieron la pena los impiadosos segundos que fueron horas, que fueron días, meses y años de incierto estado de esperanza, de alegría encontrada en lo que pueda serr mañana, ni si quiera en lo que fue o lo que es y no lo sé, nadie lo sabe.
Ayer cuando Ayer era hoy y el hhoy era mañana y anteayer era ayer, pensaba que jamás me pasaría y que nunca me cansaría de esperarte, de esperar a que vinieras a buscarme, a que si quiera reclamaras por mi existencia que solo existe por la insistencia de encontrar la existencia de un ser como tú, y no sabe otra cosa más que creer porque no alla manera de seguir.
Seguir, seguir sin saber a donde ir, seguir y tener que sobrevivir, desperdiciando, olvidando, descechando, desaciendo, perdiendo y desilucionándonos unos a otros en una eterna cadena de promezas y rechazos que no vienen al caso pero nos arrastran a un laberinto infinito de opciones y destrucciones de conceptos implementados desde antes, con la única razón que conocemos,vivir.
Cada tanto ocurre, cada cierto tiempo un intento desesperado de descargue de energía convertida en un torvellino de letras muertas y como siempre inciertas que buscan decir algo comprensible, amable, o talvez desprenderse de prejuicios, rabias, malos ratos y tiempo, el tiempo que perdí, el número de veces que llamé a la puerta, en que pedía insistentemente por su voz, por que todo aquello fuera verdad, porque no volviera a caer en el olvido, como todo lo vivido no vuelve...
solo queda resistir y volver a resistir, intentar nuevamente volver a creer, volver a comprender, volver a ser, volver a ir a donde no me ven, volver a ir a donde no me conozcan para recuperar todo aquello que perdí, dejar que todo en el momento fluya, dejar crecer o desaparecer.
Lo que yo dije ya lo había dichho, pero por no aprender lo vuelvo a repetir.