Texto publicado por Jose Antonio
Calentamiento por siglos.
Aunque se detengan las emisiones de dióxido de carbono el calentamiento no nos abandonara durante varios siglos.
La humanidad está realizando el experimento a gran escala más terrorífico de los que ha realizado hasta el momento. Estamos inyectando en la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles y esto está cambiando el clima demasiado rápidamente.
Muchos tenemos la esperanza de que en algún momento nuestras emisiones de gases de efecto invernadero declinen y las cosas vuelvan a la normalidad. Desgraciadamente no parece que esto vaya a ocurrir y todo parece indicar que quemaremos todas las reservas de combustibles fósiles. La realidad es que cada vez arrojamos más cantidad de dióxido a la atmósfera y la discusión está sobre si la primera o segunda derivada es positiva o no.
Un grupo de investigadores dirigidos por Thomas Frölicher (Universidad de Princeton) ha modelizado qué es lo que pasaría si a partir de un día dejáramos de emitir de golpe todos estos gases que ahora arrojamos a la atmósfera. ¿Qué efecto tendría el dióxido de carbono ya emitido por encima de los niveles preindustriales? Al parecer los efectos se dejarían sentir durante varios siglos, incluso durante 1000 años.
Los investigadores realizaron simulaciones con una atmósfera con 1,8 billones de toneladas de carbono y cero emisiones a partir de un momento.
Las simulaciones muestran que un 40% del dióxido de carbono sería absorbido por los océanos y las masas terrestres en el transcurso de 20 años, mientras que el resto desaparecería a lo largo de los 1000 años siguientes.
Esta disminución de CO2 debería hacer que las temperatura disminuyera al reducirse el efecto invernadero, pero el calor atrapado tendría su propia contribución, contribución que no desaparecería al instante. Después de un siglo de supuesto enfriamiento, la temperatura del planeta aumentaría en 0,37 grados centígrados durante los siguientes 400 años según los océanos absorbieran menos calor.
Aunque este efecto parezca escaso, se sumaría a los 0,85 grados que ya ha aumentado la temperatura terrestre desde la revolución industrial por culpa de nuestras emisiones.
El IPCC considera que un aumento de 2 grados centígrados por encima del nivel preindustrial interferiría gravemente con el sistema climático y que para evitar esto no hay que superar el billón de toneladas emitidas. Este nuevo resultado señala que un aumento de 2 grados se podría alcanzar con menor cantidad de carbono emitido de lo que se consideraba hasta ahora.
“Si nuestros resultados son correctos las emisiones totales de carbono requeridas para estar por debajo de los 2 grados centígrados de calentamiento serían tres cuartas partes de lo previamente estimado y con sólo 750.000 millones de toneladas de carbono se superaría”, dice Frölicher. Para limitar el calentamiento a dos grados las futuras emisiones acumuladas deberían estar por debajo de las 250.000 millones de toneladas, sólo la mitad de las 500.000 millones ya emitidas.
Este estudio contradice el consenso entre la comunidad científica según el cual la temperatura global permanecería constante o declinaría si las emisiones fuesen nulas a partir de un momento. Pero en los estudios previos no se había considerado la gradual reducción de la habilidad del océano de absorber el calor de la atmósfera, particularmente en las regiones polares. Aunque el CO2 se absorba gradualmente, la capacidad de absorber calor no lo hace en la misma medida y se necesita más tiempo para eliminar el calor residual.
Frölicher y sus colaboradores ya mostraron en el pasado que los cambios en la absorción de calor por parte de los océanos tiene un mayor efecto en las regiones polares que en los océanos a baja latitud. Este efecto regional juega un papel central y no se había tenido en cuenta en modelos previos.
Según este investigador si las emisiones se detienen existe la posibilidad que la temperatura no baje o se mantenga estable, sino que se eleve durante un tiempo. Según él esto ilustra lo difícil que es invertir los efectos sobre el clima. Fuente: Neofrontera.