Texto publicado por José Luis Rios
La música, también en braille
Galicia cuenta con un único experto en signografía musical, capaz de pasar a este sistema cualquier partitura - Su equipo adapta cada año material para 50 alumnos gallegos, de Asturias y Cantabria.
Los signos musicales como las notas se representan a través del alfabeto y al contrario de lo que ocurre con los pentagramas en tinta, la información sobre cómo tocar una pieza debe escribirse siempre en horizontal, lo que limita la representación y obliga a que, en ocasiones, el músico diferencie entre unos valores y otros sólo por el contexto. Es la signografía musical, la especialidad para transcribir al braille las partituras. El único experto de esta materia en Galicia explica cómo aprenden música las personas invidentes
Ray Charles, Stevie Wonder o Andrea Bocelli son un ejemplo de cómo la vista poco influye a la hora de convertirse en un gran músico. Las personas invidentes parten en igualdad de condiciones que quienes pueden ver para aprender a tocar un instrumento. Eso sí, precisan de material -partituras, manuales- adaptados al braille para ensayar la pieza antes de memorizarla. Unos documentos que elaboran los expertos en signografía braille musical, un área que dominan pocos especialistas. La Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) cuenta con equipos que se encargan de esta tarea o dar las claves a profesores de música sobre el aprendizaje de un invidente. En el caso de Galicia, varias personas trabajan para ayudar a alumnos ciegos de conservatorios, pero tan sólo una persona es experta en signografía musical: José Luis Pastoriza, cuyo equipo se encarga de trasladar al braille aquellas partituras que le soliciten alumnos de Galicia, Asturias o Cantabria.
Con la carrera de piano y 29 años de ejercicio profesional en el área de la música y personas invidentes, Pastoriza tiene claro que ser ciego no es un handicap para convertirse en músico profesional, al contrario. "Las personas invidentes tienen una mayor agudeza y sensibilidad en el oído que quienes pueden ver, su capacidad de concentración es excepcional y esto les ayuda en la música, que a su vez se convierte en un placer para ellos y una forma de integración social", indica este experto que trabaja en el Centro de Recursos Educativos de Pontevedra, centro de referencia para alumnos invidentes de toda la cornisa cantábrica. "Una vez que conocen el braille, estos alumnos no tienen ninguna dificultad para aprender música. El problema lo suelen tener sus profesores", señala este experto gallego.
Cuando Louis Braille diseñó el sistema de puntos bautizado como su apellido que permite a los invidentes la lectura mediante el tacto, creó un código para transcribir el texto y otro para la escritura musical. Adaptar un pentagrama en tinta al braille no es sencillo. "La primera dificultad es que en una partitura en tinta hay información sobre cómo tocar en horizontal, pero también en vertical. En braille sólo se puede escribir en horizontal, lo que complica las cosas, especialmente, en instrumentos polifónicos como el piano donde se generan acordes y se pueden llegar a tocar diez notas a la vez", explica Pastoriza, quien aclara que en braille, al contrario que en tinta, no existen símbolos especiales para la música como las notas musicales o las claves sino que todos se expresan a través del alfabeto.
De este modo, los niños que aprenden música en braille, saben que la escala musical -do, re, mi, fa, sol, la, si- se expresa del mismo modo que las letras d, e, f, g, h, i, j. El valor de las notas se indica mediante la combinación de dos puntos (3 y 6) bajo las notas. De modo que la redonda se expresa con los puntos 3 y 6, la blanca con el 3, la negra con el 6 y la corchea dejando en blanco los dos puntos. Como no quedan más opciones libres, las notas de valor menor a la corchea repiten la misma combinación de puntos y será el contexto el que indique cual utilizar, según indica el manual La musicografía en braille, editado por la ONCE. Otra diferencia sobre la tinta es la presencia de las claves, que determinan la colocación de las notas en el pentagrama, y que en braille no suelen utilizarse o los signos de octava -en los que se dividen las alturas- y que se colocan antes de la nota a la que afecta, sin que entre ellos pueda indicarse otro signo.
Una vez ensayada la pieza, los alumnos memorizan la partitura, pero los expertos sostienen que la signografía es fundamental. "Tienen que conocer esta área para que puedan leer y escribir sus propias partituras", indica Pastoriza.
El Servicio Bibliográfico ONCE, con sede en Madrid, cuenta con cientos de partituras en braille -que se envían bajo demanda-, pero para aquellos alumnos que precisan un material aún no adaptado, los Centros de Recursos Educativos de la ONCE se encargan de facilitárselos. En el caso del gallego, ubicado en Pontevedra y que transcribe al braille para Galicia, Asturias y Cantabria, cada año se adapta material gratis para una media de 50 alumnos de conservatorio o escuelas de música. Además, el equipo de Pastoriza da claves a profesores para el día a día en clase con alumnos invidentes. Todo para fomentar el estudio de la música.
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2014/01/20/musica-braille/803287....