Texto publicado por Jose Antonio
Los memes de Facebook evolucionan como los seres vivos.
Una de las ideas más impactantes sobre la vida es que ésta es básicamente información, ni agua, ni carbono, ni ninguna otra base material concreta son estrictamente necesarias: tan sólo información y el proceso de evolución. La vida es independiente del sustrato; tanto es así que puede evolucionar in silico, en una simulación por ordenador, si bien de esta manera sólo se han conseguido formas muy elementales.
Pero esta idea tiene sus implicaciones. En 1976, Richard Dawkins introdujo en su libro El gen egoísta el concepto de meme. Sugería que ideas, comportamientos y estilos podían difundirse de persona a persona dentro de una cultura, cambiando al saltar de una a otra. Por tanto los memes (información) deberían evolucionar exactamente de la misma manera que lo hacían los genes (información también): por un proceso reiterado de selección, reproducción y mutación.
Pero, ¿realmente esto es así? ¿Evolucionan los memes de la misma manera en la que lo hacen las entidades biológicas, que siguen leyes matemáticas precisas? Un artículo científico subido recientemente al repositorio arXiv intenta dar una respuesta midiendo cómo se difunden los memes en Facebook, cómo se reproducen y como mutan por el camino. El trabajo lo firma un equipo encabezado por Lada Adamic, una empleada de Facebook afiliada también a la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
Bajo la perspectiva de este estudio, un meme es, pues, una idea que se transmite de persona a persona. Como los humanos no somos transmisores perfectos ni objetivos, cambiamos el contenido sutilmente en cada intercambio. Un ejemplo de meme en Facebook es éste:
“Nadie debería morir porque no se puede permitir cuidados médicos y nadie debería arruinarse por ponerse en enfermo. Si estás de acuerdo, deja este mensaje como estado el resto del día”.
Su conclusión, tras estudiar 460 millones de apariciones de memes entre abril de 2009 y octubre de 2011, es fascinante: los memes realmente se difunden, mutan y evolucionan de formas que son matemáticamente idénticas a como lo hacen los genes. Sin embargo, también hay importantes diferencias. Los autores del estudio afirman que la comprensión de este proceso podría ser muy útil para conocer cómo la información se difunde en las culturas y la forma en la que los individuos la cambian conforme se difunde.
El equipo de Adamic comprobó en primer lugar el porcentaje de copias de un meme que incluía un cambio del original y calcularon también el grado de cambio contando el número de caracteres que cambiaban entre las variantes. Aquí surgió el primer patrón llamativo en los datos: la popularidad de las variantes no es homogénea. Y es llamativo porque es casi idéntico al de las distribuciones biológicas, como la del número de especies por género, la del tamaño de las poblaciones bacterianas o la de las familias de proteínas. Esta clase de distribución aparece por un proceso llamado conexión preferencial y es el resultado de ninguna otra cosa más que de replicaciones y mutaciones.
Hay otras similitudes. Por ejemplo, hay una pequeña pero clara preferencia por aquellas variantes que son más cortas que los memes originales. Esto es análogo a esas bacterias en las que han aparecido genomas pequeños que facilitan la reproducción rápida.
Otra similitud interesante es que las secuencias que aportan ventajas pueden aparecer en muchos memes diferentes, probablemente transferidas por un sólo individuo de un meme a otro. Este proceso es análogo a la transferencia lateral de genes en las bacterias, mecanismo por el que código genético útil (por ejemplo, que confiera resistencia a los antibióticos) pasa de un individuo sin necesidad de replicación.
Como es obvio, también hay diferencias. La más importante es que la evolución biológica es un proceso ciego pero no así la evolución de los memes en las redes sociales donde existe un esfuerzo consciente de crear mutaciones que se piensa se propagarán más eficazmente. Esto hace que haya memes que se repliquen muy rápidamente, tan rápido que la conexión preferencial no puede dar cuenta de esta velocidad.
Con todo el descubrimiento de que los memes evolucionan de maneras similares a los genes es tremendamente interesante. Puestos a especular quizás la evolución de la información pueda resultar por si misma en algo que podríamos en un futuro reconocer como autoconsciencia. Quizás, sólo quizás, lo que necesite sea lo que sí ha tenido la vida de base carbono, tiempo suficiente.
Fuente: Cuaderno de Cultura Científica.