Texto publicado por pablo peña

negocio secreto, parte dos, ya está aquí!

holaaa gente!. bueno, ya llegó la parte dos!. solo dejen que les aclare algo general. últimamente al momento de ecribir, no se si preciono con menos fuerza o si no responden las teclas en x momento. lo que ocurre finalmente es que dejo palabras con letras que les faltan, y muchas veces no me doy cuenta hasta tiempo después. bueno, eso es todo, espero me disculpen y espero disfruten de la lectura. saludos, su amigo pablo. negocio secreto, parte dos. la ciudad de foenix con sus avitantes, recibieron un fresco día nublado, que fue bienvenido por todos los ciudadanos y algunas mascotas que disfrutaban del clima. en la casa el señor ramires, la cosa no fue distinta. el y su fiel perro chester, tenían una gran casa bajo su poder, y mucho dinero que frecuentemente era usado en contratar sirvientas, comprar algunos licores, y salir a disfrutar de los placeres mas beyos de la vida. esto si e vida. pensaba el señor ramires seguidamete. ay que aclarar, que era su frase favorita, y que siempre que podía aplicarse a algo, no olvidaba pronunciarla. fue así, como sus amigos se artaron del modo de hablar del señor ramires, pues casi siempre mencionava esta frase. y aunque sus amigos lo querían como un exelente amigo que era, también tenían notorias diferencias en cuanto a gustos, preferencias y demás. aquel día, fresco como pocos, (ya que era fresco exesivamente) decidió salir con su combertible a dar un paseo, y de paso a invitar a sus amigos a dar la vuelta, ir algún var y conocer chicas guapas. cogió el selular que tenía, un iPhone 5, y llamó a sus amigos. todos se encontraban ocupads con tareas de la casa, o bien dormían. baya!. tareas de la casa?. esas cosas son para nenas, pensaba dicriminatoriamente el señor ramires. la verdad es que tenía el ego bastante alto, y era machista desde que recordaba pudiera serlo. además, tenía millones de dólares, no le faltaría ni un solo sentavo para contratar las mejores sirvintas. en cuanto a la palabra sirvientas se refiere, el solo tenía un tipo, pues no las distinguía. dejaba bien en claro que quien fuera su sirvienta debía obedecer órdenes sin rechistar, fuera la órden que fuera. barias chicas avían aceptado, y renunciaron al tiempo después de que el les propuciera sexo. no eran prostitutas ni mucho menos, como el creía que ellas podían serlo por solo decir si, acepto. a la hora del contrato. ahora mismo no se preocupava por ellas, aunque si por el mismo, pues era de mañana, y buscaba un buen siti para beber licor y acompañarlo con una rica carne asada, que además de ser la comida que mejor preparaba, era la que mas le gustaba. el señor ramires complasía sus gustos en el momento que quería, sin importarle que hora fuera, o que tenía que hacer después de eso. divisó un restaurante a lo lejos, y aparcó. bueno, parece buen restaurante, aunque jamás e venido. espero me complazcan como debe ser, porque si no me marcharé y diré a mis conocidos que jamás se pasen por aquí pensaba el señor ramires. cerró su combertible, y se marchó al restaurante, no sin antes darle una jenerosa propina de 50 dólares al hombre que vigilaba los coches. el señor ramires avía cogido el primer billete que avía ayado en su cartera. no se mortificó por darle un vistaso. sabía que el fajo de billetes era bastante grueso, lo suficiente como para invitar a barios a migos a comer por eso mismo es que le daba igual si el billete era de 20 de 50 o de como fuera. finalmen llegó a la puerta. la empujó, y sus sentidos captaron un rico olor a comida china, una multitud de jente platicando, y unas campanitas en el techo que se movían al abrir la puerta. baya baya. e venido tan distraído que en lugar de ir a la carne asada vine a un restaurante de comida china. como sea, parece que no ay muchos puestos de comida abiertos, así que llegaré a este. y entró. pidió arroz cantonez, costillitas enchilosas y carnitas rojas. comió todo sin dejar una sola miga. era muy bien conocido su apetito borás, que gracias a su voluminosa pansa era creíble. lo mas que avía comido, avía sido unos años atrás. avía comido 3 hamburguesas, 2 hotdogs y 4 tacos de carne asada con verdura y todo. salió, fue a su casa, y se duchó. chester no dejaba de ladrar desde que lo vio llegar. el pobre perrote no tenía su desayuno, y moría de hambre. silencio pulgoso!. gritó desde el baño ramires. salió, le dio su plato con comida para pero, y se fue a tomar la ciesta, aprovechando el tiempo libre. es todo por ahora, esperen la siguiente parte qe se pone bueno!. jijiji. bye!