Texto publicado por Rody Armando Mora

LA CORTADORA DE PEPINOS.

 
Un hombre que trabajaba en una fábrica de enlatados le confesó a su mujer
que estaba poseído por una terrible obsesión: introducir su pene en la
cortadora de pepinos.

Espantada, la esposa le sugirió que consultara con un psicólogo. El marido
prometió que lo pensaría, pero todos los días le repetía a su esposa la
misma historia, hasta que ella, harta, un día le dijo:

¡Pues mételo y no me fastidies más! Es tu problema.

Días después, el marido llegó cabizbajo, pálido y profundamente abatido.

Qué pasó, querido? le preguntó la mujer..

Te acuerdas de mi obsesión por meter el pene en la cortadora de pepinos?

Oh, no!  gritó la mujer  Dime que no lo hiciste!

Sí, si lo hice, lo hice!

OH, por Dios! y.. qué pasó?

Me despidieron! respondió el marido.

Pero.. y, eh.. que pasó con la cortadora de pepinos Te hizo
daño?

No, no.. a ella también la despidieron.