Texto publicado por Amín el argelino
¡Que nadie se olvide!
Hola a todos.
Queridos amigos, en un día como éste, un tal 8 de mayo del año 1945, todo el mundo occidental celebraba el fin de una sanguinaria y dolorosa guerra mundial, que había arrasado con la vida de millones y millones de personas por todo el mundo.
Hasta aquí, todo parece normal, y hasta comprensible.
Pero, yo os vengo hoy, para contaros algo, que quizá, la mayoría de vos otros ignoréis, simplemente, porque no figura en ningún manual o libro de texto escolar en toda Europa.
Queridos amigos, mientras Francia y el resto de naciones europeas celebraban la victoria conseguida ante el monstruo nazi, miles de argelinos estaban despiadadamente asesinadas en Argelia.
Y es que Francia, antes de empezar la campaña ante las tropas alemanas que habían invadido su territorio, y frente a la inferioridad numérica de sus tropas, recurrió a la ayuda de los jóvenes argelinos, para que combatiesen con ella, y en cambio, prometió solemnemente a todo el pueblo argelino, que nada más acabada la contienda y reconquista Francia, organizaría un referéndum, para que todos los argelinos pudiesen decidir sobre si querían seguir perteneciendo a la metrópoli o independizarse.
Y ante el entusiasmo general que reinaba al finalizar la guerra con el resultado deseado, miles y miles de argelinos salieron a la calle, en unas manifestaciones pacíficas, para reclamar el cumplimiento de la promesa que se les había dado
La verdad que cada vez que recuerdo lo ocurrido en este día, me invade una sensación de rabia tremenda ante la injusticia humana, que a veces, queda sincastigo ninguno.
Pero bueno, a lo que íbamos.
Decía yo que, al ver las autoridades francesas la envergadura que habían alcanzado las reivindicaciones del pueblo argelino, pues, decidió responder como siempre lo hacía: ¡matando sin piedad!
Mientras en todas las aldeas de Francia y Navarra las campanas de la liberación festejaban la rendición del III Reich gracias al sacrificio de los jóvenes de Sétif, Guelma, Kherrata, Draâ, Benkhedda, Saida, Bordj Menaiel, Tigzirt, Cap Dinet, Nassiria, Annaba, Batna, etcétera, en esos mismos lugares, en el mismo momento, el horror llegó al límite. El ejército francés ayudado por la policía, la legión extranjera y los colonos organizados en milicias, celebraban la victoria en el horror, derramando la sangre de los argelinos. Sacrificaron a 45.000 seres humanos en el altar de la demencia. «Hemos liquidado la revolución» escribía con fiereza Duval, el responsable en jefe de la represión, pero proseguía «si no hay una reforma, esto empezará otra vez en diez años». Los «indígenas de la República: trabajadores agrícolas, campesinos, granjeros, niños, ancianos e incluso los soldados que fueron a verter su sangre sobre los campos de batalla europeos, fueron víctimas de un auténtico crimen contra la humanidad.
La feroz represión que se abatió contra los manifestantes pacíficos del 8 de mayo de 1945 ha originado los abismos más profundos entre colonizadores y colonizados. La sangre vertida durante todo el mes de mayo de 1945 hizo inevitable la insurrección general diez años después. Mayo fue la gran señal, el preludio del despertar de las conciencias. Las atrocidades vividas aceleraron la convicción de la independencia frente a un colonialismo sin par que durante 132 años pisoteó todos los principios morales y humanos. La amnesia siguió a la amnistía y el silencio sucedió al ruido ensordecedor de las páginas desgarradas de la historia. La conciencia de la humanidad, que todos los años se indigna por el holocausto judío, parece poco afectada por los genocidas y sus «etnocidios» de la colonización sobre los que pesa una pesada chapa de plomo amnésico.
de la conquista.
Bueno amigos, eso ha sido un pequeño y modesto recordatorio del horror que vivió mi pueblo durante más de 130 años de pura injusticia, en todos los aspectos.
Y sobre todo,
¡Que nadie se olvide!