Texto publicado por Primavera
10 razones por las cuales yo te amo (Relato)
Estábamos pasando una apacible tarde de domingo recostados en el sillón de la sala, mirando una de mis tantas películas. Yo estaba prendada su cuello con mis brazos y me recostaba en su pecho mientras él jugaba con mi cabello, siempre curioso.
Habíamos hablado dos días atrás sobre las cosas que nos mantenían unidos, y fue que quise hacer para él una especie de “lista” en la cual enumerara yo las cosas que me gustaban de nuestra relación. Y me dije “muchas cosas que son propias de él (para conmigo) no sólo me gustan… ¡las amo!”
Con eso en mente, la noche del sábado anterior escribí una lista que iba de este modo:
10 razones por las cuales yo te amo
1.- Tu determinación cuando se te presenta un problema. Siempre tienes una estrategia para poner solución a las cosas.
2.- Tu risa. Siempre me sube el ánimo escucharte reír.
3.-Tu voz. Es suave cuando me hablas a mi, y fuerte cuando se trata de asuntos externos.
4.-Tus miradas. Me envuelven, me atrapan.
5.-Tus manos. Verlas tecleando tu computadora, o tocando la batería. Su fuerza, sus vetas ásperas y varoniles.
6.- La forma en la que me haces reír cuando estoy triste.
7.-Tus dulces amenazas cuando te planteo un reto jugando.
8.-Tus ojos. Son tenues, bonitos. El mar de miel en el que siempre quise nadar.
9.-Tu nivel de compromiso para conmigo.
10.-La forma tan peculiar que tienes para decirme, cada día y de una forma distinta, lo mucho que me amas.
En cuanto me enderecé un poco del sillón para estirarme, saqué la lista de la nada y se la di de frente. Él, confundido, me miró interrogante mientras tomaba la hoja doblada cuidadosamente y la leía. Mientras lo hacía, pude ver cómo cambiaba su expresión. Primero una gran sonrisa cuando leyó el título, y conforme iba pasando número a número, sus ojos se cristalizaron un poco (aunque lo disimuló bastante bien, no se me escapó la emoción de su mirada).
Me miró sin decir nada. No necesitaba que dijera algo para saber lo agradecido que estaba. Está en nuestro código ese nivel curioso de entendimiento cuando las palabras nos faltan o cuando las tenemos pero no podemos decirlas cuando la emoción parece desbordarse de nuestra alma.
Pero yo sabía. Y ahora él sabía las razones por las cuales yo lo amaba.
Y con eso nos bastaba.
Ese día concluí para mis adentros una cosa: el mundo parece completo cuando las preguntas parecen querer responderse solas.