Texto publicado por Amín el argelino
Me quiero desahogar.
¿Se puede estar feliz, aún perdiendo?
Pues sí, al menos en el caso del pueblo argelino.
Nos otros los argelinos, y modestia aparte, pues sabemos mucho de fútbol, así que cuando vemos que nuestro equipo nacional, se ha dejado el alma y la piel en el campo, ha jugado bien, ha sudado y se ha mojado la camiseta, pues acabamos aceptando la derrota, con mucho orgullo y resignación.
El partido de hoy, contra Alemania, ha sido un claro ejemplo de que en el fútbol como en la vida, pues nunca, nunca hay que rendirse. Hay que luchar hasta el final, mostrarse orgulloso por lo que es, no amilanarse ante las peripecias que se puedan surgir, y confiarse en si mismo.
He llorado, sí. Sigo con un mal sabor de boca tras la derrota, pues también. Pero, estoy más que orgulloso de ser argelino, y de formar parte de este magnífico pueblo, que, a pesar de todo lo que ha vivido, pues sigue manteniendo la postura, siempre sonriente y alegre.
No sé amigos, pero el caso es que me quería desahogar escribiendo os esta pequeña reflexión, que nada de literario tiene, pero que brota de lo más hondo de mi corazón.
Estoy triste, disgustado, y hasta enfadado, porque realmente, lo habíamos tenido en nuestras manos, pero bueno, así es el fútbol.
Lo que más me ha gustado, era ver que todo el mundo halagaba a la selección nacional. Porque que lo queramos o no, Argelia ha hecho un pedazo de mundial, y ha demostrado que tiene mucho talento y criterio a la hora de jugar al fútbol.
Todo el mundo daba por hecho la clasificación de Alemania a cuartos de final, pero como confiaba yo, les hemos plantado cara a los alemanes, haciéndoles dudar de sus competencias. Pero al final, pues no pudo ser…
No pasa nada, ya se me pasará. Sólo quería sacar la rabia que me estaba aplastando el corazón.
Gracias a todos los que habéis leído esto, y sólo me queda decir una cosa:
Viva Argelia, viva bw, y ¡viva la amistad!