Texto publicado por Jose Antonio

Jack el destripador, ¿desenmascarado?

Han tenido que pasar casi 126 años para que el asesino conocido como Jack el destripador tenga por fin rostro y nombre. Según afirman el empresario Russell Edwards y el doctor Louhelainen, el culpable de aterrorizar Londres con el asesinato de cinco mujeres en 1888 fue un polaco de 23 años llamado Aaron Kosminski.

Hasta ahora Kosminski era uno de los seis sospechosos principales a los que Scotland Yard investigó pero que nunca logró reunir pruebas suficientes para incriminarle. Peluquero polaco huido de los pogromos rusos (linchamientos contra minorías) en 1880, Kosminski era un "probable esquizofrénico paranoico con alucinaciones auditivas y propenso a la masturbación", según el inspector jefe de la investigación de la época, Donald Swanson.

¿Pero qué ha cambiado para que después de tanto tiempo se descubra al asesino del barrio de Whitechapel? Hasta ahora cientos de libros, películas e investigaciones han apuntado a todos los implicados en el caso como presuntos asesinos, pero ha sido el experto en ADN Louhelainen quien se ha atrevido por primera vez a asegurar que por fin tiene la identidad correcta.

"Me siento orgulloso de decir, sin ningún género de duda, que Aaron Kosminski es la identidad de Jack el Destripador". El desencadenante ha sido una supuesta prenda de la segunda víctima del asesino, un chal perteneciente a Catherine Eddowes. De aquí extrajo Louhelainen la sangre para confirmar la autenticidad de la víctima y el semen que desenmascaró a Kosminski.

En 2007 el empresario y escritor Russell Edwards compró en una subasta el chal, única prueba forense en la actualidad del crimen, según el propio Edwards.

DUDAS

El eco del descubrimiento no ha tardado el alcanzar todos los medios de comunicación, pero después de tantos años y tantas investigaciones infructuosas ha habido muchos escépticos que se han negado a dar por buenas las afirmaciones de Edwards y Louhelainen.

El principal motivo de las discrepancias es la autenticidad del chal. La prenda, se supone, se la regaló el sargento de Scotland Yard Amos Simpson a su mujer pero ésta la rechazó por estar manchada de sangre. Pasó de generación en generación hasta nuestros días y nunca fue lavada, por lo que Louhelainen da gracias a Dios, puesto que sino las pruebas hubiesen desaparecido.

El segundo motivo que esgrimen los escépticos es la publicación del libro 'Naming Jack the Ripper' ('Identificando a Jack el Destripador'), en el que el propio Russell Edwards relata todo el proceso de la investigación, por lo que muchos achacan la investigación a mera publicidad del libro.

A falta de una comprobación científica de la investigación de Louhelainen, habrá quien dé por resuelto el misterio de uno de los asesinos más legendarios del mundo y habrá quien se niegue a aceptar a Kosminski como su autor. Lo que está claro es que Jack el destripador sigue levantando expectación y que el libro de Edwards dará que hablar
Fuente: europa Préss.