Texto publicado por Mari Carmen López
Bebés duermen siesta al frío en Finlandia.
A ver que os parece a ustedes esta tradición existente en los paises nórdicos sobre la cual he leído y aprendido hoy.....uuuuummmmmm..........Saludos.
Usualmente, cuando pensamos en bebés, lo último que se nos ocurriría sería someterlos a las inclemencias del tiempo. Abrigados hasta la punta de la nariz, solemos calefaccionar sus habitaciones y buscarles los rincones más tibios de la casa para permitirles descansar.
Sin embargo en los países escandinavos como Suecia o Finlandia, la costumbre trapasada a través de generaciones daría escalofríos a más de algún padre sobreprotector. Esto porque los bebés no sólo son dejados a la intemperie para tomar sus siestas, sino con temperaturas que pueden llegar a los 15 grados bajo cero.
De hecho, al recorrer las calles de Estocolmo es común ver coches de bebé estacionados en las afueras de cafés, mientras sus padres disfrutan una bebida caliente en el interior. De la misma forma, al ir de visita a casas de amigos, tradicionalmente se ofrece dejar al niño en el jardín o en el balcón en vez de la tibieza de un dormitorio.
Para los padres nórdicos esta práctica es perfectamente saludable y -paradójicamente a nuestras creencias- ayuda a los menores a sufrir menos resfriados.
“Creo que es bueno para ellos (los bebés) estar al aire libre tan pronto como sea posible. Especialmente en invierno cuando hay tantas enfermedades alrededor… los niños lucen mucho más saludables”, contó a la BBC Lisa Mardon, una madre de 3 hijos que vive en la capital sueca y cuyos niños han dormido en el exterior desde que nacieron.
A excepción de los días en que hay condiciones climáticas excepcionalmente adversas y hasta la edad de 3 años, los niños no sólo son dejados fuera por sus padres, sino también en las guarderías y jardines infantiles, las que consideran mucho más peligroso para la salud tener una habitación con 30 bebés en su interior. Se considera que la temperatura “ideal” para estas siestas es de -5ºC.
Forskolan Orren, una escuela en las afueras de Estocolmo es un ejemplo de ello.
“Cuando la temperatura cae bajo los 15 grados bajo cero, solemos cubrir los coches con frazadas. Sólo cuando la temperatura es inferior a los -20ºC, dejamos a los niños en el interior para que duerman, pero la mayor parte del tiempo los dejamos fuera”, explica la directora, Brittmarie Carlzon.
¿Mito o realidad?
Desde luego, la pregunta natural y si realmente los niños crecen más saludables al dormir la siesta en el exterior durante un día frío. Los estudios al respecto no son concluyentes.
“Algunos estudios detectaron que los preescolares que pasaban mucho tiempo en el exterior, no solamente tomando siestas, pasaban menos días enfermos que los que pasan la mayor parte de su tiempo en el interior de la casa. Otros estudios no encontraron una diferencia sustancial”, explicó la pediatra Margareta Blennow, de la Agencia Sueca de Protección Ambiental.
Sin embargo una cosa es clara: en ningún caso los niños enfermaron más por pasar tiempo en el exterior.
En lo que sí coinciden tanto padres como especialistas, es que la clave de esta práctica es abrigar correctamente a los menores, manteniéndolos en un saco de dormir capaz de mantener la temperatura.
“No existe el clima frío: sólo las ropas frías”, es un viejo refrán sueco que parece resumir perfectamente esta tradición.
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¿Pondría usted a su bebé afuera en el frío helado para su siesta del almuerzo? La mayoría de los padres nórdicos no lo pensarían dos veces, para ellos es parte de su rutina diaria.
Las temperaturas durante el día este invierno en Estocolmo, Suecia, han descendido regularmente a -5°C, pero aún es común ver que los padres dejen a los niños afuera, durmiendo en el cochecito.
Salga a caminar por la ciudad nevada y verá coches de bebé alineados a la salida de cafeterías mientras los padres degustan sus cafecitos adentro.
Y si van a visitar a amistades y su bebé necesita una siesta, quizás le ofrezcan el jardín o el balcón, en vez del dormitorio.
"Creo que es bueno para ellos estar en el aire fresco lo más pronto posible", dice Lisa Mardon, una madre de tres niños de la capital sueca, que trabaja para una compañía de distribución de alimentos.
Menos enfermedades
Cuando la temperatura cae a -15°C, siempre cubrimos los coches con frazadas
Brittmarie Carlzon, directora de un jardín de infantes
"Especialmente en el invierno, cuando circulan por ahí tantas enfermedades... los chicos parecen más saludables", agrega.
Sus hijos han estado durmiendo al aire libre desde que nacieron.
El menor, Alfred, tiene dos años y ella lo deja afuera en su coche una vez al día para la siesta, durante una hora y media. Cuando era más joven, dormía afuera dos veces al día.
Esta no es una moda reciente. La madre de Lisa, Gunilla, de 61 años, afirma que ella también lo hacía con Lisa cuando era una bebé.
"Sí, ya lo hacíamos en aquel entonces... era importante para ella tomar aire fresco y mantenerse saludable", agrega Gunilla.
Y al padre de Lisa, Peter, su madre lo ponía a dormir afuera en su coche en la década de 1950. Sólo cuando la temperatura bajaba a -10°C lo llevaba adentro.
Hoy en día, en la mayoría de guarderías de Suecia hacen descansar a los nenes afuera. Es común ver hileras de cochecitos en la nieve a la hora de la siesta, con los pequeños profundamente dormidos.
El bebé es monitoreado electrónicamente, como la temperatura exterior: -10°C
En Forskolan Orren, un jardín de infantes en las afueras de Estocolmo, todos los niños duermen afuera hasta que cumplen tres años.
"Cuando la temperatura cae a -15°C, siempre cubrimos los coches con frazadas", dice la directora, Brittmarie Carlzon.
"No es únicamente la temperatura lo que importa, es también cuán frío se siente. Hay días en que puede ser -15°C pero se siente realmente como -20°C, debido al viento", señala.
Un poco de aire fresco no hace daño
Los bebés suelen dormir también a la salida de los cafés de Copenhague.
"El año pasado tuvimos un par de días con una temperatura de -20°C. Esos días, llevábamos los coches adentro parte del tiempo en que dormían los niños, pero seguían mayormente durmiendo afuera".
Un grupo del jardín de infantes pasa todo su tiempo afuera, desde las 09:00 hasta las 15:00, todos los días. Hacen en el aire fresco todo lo que los niños hacen normalmente adentro, y sólo entran a la hora de comer, o si el clima está demasiado frío.
La teoría detrás de las siestas afuera es que los niños expuestos al aire libre, ya sea durante el verano o el invierno más crudo, tienen menos probabilidades de contagiarse tos y resfriados, y que pasar todo un día en una habitación con otros 30 niños no les hace ningún bien.
Muchos padres de familia también creen que sus hijos duermen mejor y más tiempo cuando están afuera, y una investigadora en Finlandia -porque las siestas al aire libre son populares en todos los países nórdicos- dice tener como prueba una encuesta de padres para respaldarlo.
"Los bebés claramente durmieron más estando afuera que adentro", afirma Marjo Tourula. Si las siestas bajo techo duraban entre una y dos horas, afuera duraban entre una hora y media y tres.
"Probablemente la restricción de movimientos causada por el ropaje podría incrementar la duración de la siesta, mientras que un ambiente frío hace posible envolverlo sin sobrecalentarlo", señala.
Consejo "oficial" finlandés para siestas
Independientemente de la temporada, muchos niños duermen la siesta vespertina en sus coches, al aire libre.
Muchos bebés duermen mejor afuera que en el dormitorio. Dormir afuera no es peligroso para un bebé. Se le puede ir sacando gradualmente a partir de las dos semanas de nacido.
Según su investigación, -5°C es la mejor temperatura para una siesta al aire libre, aunque algunos padres con los que habló los llevaban afuera a -30°C.
¿Pero acaso los niños que duermen afuera terminan con menos tos y resfriados?
La pediatra Margareta Blennow indica que informes de la Agencia de Protección del Medio Ambiente sueca muestra resultados contradictorios.
"En algunos estudios encontraron que los niños preescolares que pasaron muchas horas al aire libre en general -no sólo para siestas- se ausentaron menos días que los que pasaron la mayor parte del tiempo adentro", comentó.
"En otros estudios no hubo diferencias".
Martin Jarnstrom, jefe del grupo de instituciones preescolares Ur och Skur (Con nieve o lluvia), es otro gran defensor de las siestas al exterior, aunque enfatiza que mientras el clima pueda ser frío, el niño debe estar caliente o tibio.
"Es muy importante que los niños tengan lana cerca al cuerpo, ropas cálidas y una bolsa de dormir abrigada", agregó.
Hay un dicho sueco que resume esta idea: "No hay mal tiempo, sólo mala ropa".
Otro dicho sintetiza lo que probablemente piensen los suecos cuando los bebés de otros países se quedan adentro con temperaturas bajo cero: "Un poco de aire fresco no le hace mal a nadie".