Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Octavio Vargas

VIAJERO
Faltaba poco para el amanecer cuando la despertó el estruendo. A pesar
del miedo atroz, se asomó a los pies de la cama y descubrió consternada
al obeso viajero astral que había caído en su cuarto. Este, con rostro
impávido, desenredó un poco su cordón de plata y se elevó nuevamente,
dejando tras de sí una estela de maloliente polvo psíquico.
No pudo volver a dormir pensando en cómo debería hacer para limpiar su
dormitorio de esa peste.

Fernando Germán Benitez Pérez-Fajardo
Despertar.

- "Buenos días", se dijo a sí mismo como todas las mañanas, al despertar.
- "Te equivocas, hoy no lo serán", sonó una voz ronca a su espalda.