Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera
Siguen los microrrelatos.
jo ejemplar de la primera edición de mi primer libro de pomas Le dije:
-Pero mire que yo no expongo en la Feria.
-No importa, igual quisiera aunque sea una firmita.
-Pero yo no soy best sellers, nadie me conoce.
- En Marte todo el mundo se sabe de memoria sus poemas. .
. -¿Pero cómo conocen este libro?
-En un viaje hace mucho uno de los nuestros le sustrajo un ejemplar a
uno de sus lectoras y allá se hicieron varias nuevas tiradas.
-Me firma?
-Firmé el ejemplar y vi la emoción en su rostro, del que caían lágrimas
mientras se retiraba hacia la nave como llevando un tesoro. La nave se
perdió en el cielo por encima de la Feria y me quedé preguntando: ¿lo
habrán publicado en mi idioma, o lo tradujeron a otra lengua?
Rubén Vedovaldi
OBRA Y VIDA
Otros nacen de un óvulo y un espermatozoide. Yo nací de un bosquejo una
noche de alcohol en el taller de un pintor renacentista De un bosquejo y
una pincelada nací, o cada día me fui haciendo retrato El retrato de un
noble florentino Mejor dicho, la imagen desnuda y de cuerpo entero de un
noble florentino. Un par de trazos más, tal vez un solo trazo más y
pasaré a vivir en los ojos de toda la corte En los ojos de los críticos
de arte En los ojos de reyes y reinas, de mercaderes y banqueros, de
obispos y aprendices de dibujo y pintura Una imagen viva Una voluntad en
dos dimensiones de óleo pegado a un lienzo.
Pero mi mente piensa, mis entrañas sienten, mis ojos ven al artista que
me ha estado pintando Sólo espero el pasaporte de esa última pincelada y
la firma del pintor Voy a salirme del marco que me asignen Voy a salir
de mi precio tazado por expertos en un remate de obras de arte, para
volver a la mazmorra del castillo de piedra y sombras donde está
sepultado vivo el noble retratado Voy a romper las cadenas que lo
aprisionan Voy a fundirme en él y saldremos al mundo, a vengar la
injusticia y la infamia Un puñal con la hoja envenenada entre mis ropas
y mataré al usurpador Ya lo tengo Duerme en la que fuera mi alcoba.
Duerme abrazado la que fue mi amada.
Me acerco con el sigilo de un gato en la oscuridad. . Alzo la mano y
tres guardias se arrojan sobre mí, me reducen y me llevan nuevamente a
la mazmorra Nadie habla del noble. Todos comentan la misteriosa
desaparición del retrato.