Texto publicado por Ma. Guadalupe Hernández Méndez
papalotl (la vida)
hace tiempo que no les comparto pero ahora les quiero dar un poquito de lo que tengo como proyecto, ¡ójala les guste!...
VPapalotl (la vida)
Claro que si, soy yo otra vez… es que no podía quedarme con la impresión que me causaron los humanos cuando los conocí, por eso regresé a esta ciudad… bueno en realidad no es la misma que les platiqué antes porque es mas pequeña y hermosa, aquí no hay fábricas, solo alfarerías y minas de donde extraen oro y plata, además está rodeada de grandes montañas desde las que puedes contemplarla casi por entero. Los minerales son comunidades chicas en donde a veces parece que el tiempo se detuvo y de ellas saldrán de pronto fantasmas o algo parecido. Para llegar allá desde la ciudad hay que subir los cerros, pero no creas que son cualquier subida, no, son exageradamente paradas y llenas de curvas, por lo que son peligrosas, y al llegar a la cima te llenas de una sensación de inmensidad… es como si pudieras estirar la mano y tocar el cielo, que por cierto, aquí es de un color azul profundo y bello.
Como ya lo notaste, me he dado un buen paseo por aquí y por allá, así que detuve mi vuelo en una casa al parecer muy antigua en la que hay muchas plantas y arbustos. Tienen unos macetones grandes llenos de distintas flores, todas son hermosas pero en particular estas rosas tan blancas como la nieve, en ellas me quedaré para que nadie note mi presencia pues al ser tan iguales cualquiera pensará que soy un pétalo más. Enfrente queda una amplia ventana desde la cual puedo ver el elegante interior con mullidos sillones y de ahí se escapa una voz tan dulce como un tintinear de campanas…
“-¿Qué dices? Claro que es difícil llegar por primera vez a una escuela, sientes que tus padres te llevan ahí para abandonarte porque ya no te quieren… y luego esas maestras que muchas veces son tan gritonas que asustan a cualquiera y lo peor es mirar a los otros niños con sus ojotes asustados y llorosos, entonces ya no te aguantas mas y lloras quizá hasta peor que todos ellos… bueno eso fue lo que me sucedió el primer día que entré al kínder, todo el panorama cambió después aunque no mucho, porque tuve que aprender a defenderme de los niños agresivos… recuerdo el tercer día de clases, una niña fue hasta mi sillita solo para jalarme el pelo, quise llorar pero primero la tomé fuerte de su mano y le rugí tan fuerte como un león y … terminamos llorando las dos. Esta experiencia me ha servido mucho porque entendí que en la vida siempre habrá malos momentos pero da un grito fuerte, aunque te asustes a ti mismo, y el miedo se irá en seguida.”
Sentí gran curiosidad por averiguar quien era la dueña de aquella voz, tan melodiosa como madura, y saber a quien le estaba dando tan sabios consejos, así que volé hasta el interior de la casa mientras pensaba ¿en realidad los humanos tienen tanto problema para adaptarse a su medio? Yo creí que ser oruga y envolverse en un capullo para llegar a desplegar unas alas que nos dan muchos problemas era lo peor que podía pasarle a cualquier creatura no solo en la tierra sino en el universo entero… pero aquí estaba esta niña hablando de problemas escolares y de agresividad entre ellos. Me paré en un ramo de exquisitas gardenias que con su fragancia llenaban todo el ambiente dándole el toque final que hacía falta en una charla de madre e hijo, fue la impresión que me dio al ver aquellas dos creaturas hablando una frente al otro… ¡solo eran dos nenes!...
El era un niño como de tres años, moreno apiñonado y sus pequeños ojos tan grandes como platos en ese momento en el que ponía toda su atención en la nena. Al verla de frente me quedé mudo, parecía un ángel, con su pelo rizado hasta los hombros, su boca al hablar tan seria parecía esbozar una sonrisita muy agradable y sus ojos oscuros reflejaban toda la sabiduría de sus seis años, era blanca pero el rostro resaltaba al ser enmarcado por su pelo negro. Parecía tan etérea, era un cristal que reflejaba toda la belleza de los campos en su cara y la noche mas estrellada en su mirada, su presencia llena el vacío de cualquier corazón. Deseé ardientemente quedarme a su lado por lo que le pedí al hada me transformara en miztontli (gato).
Así compartí con ella muchas aventuras pero sobretodo lo que le ocurría en la escuela y pude darme cuenta que muchos niños sufren diferentes traumas al ir a sus clases aunque, creo yo, los peores son quienes por no reflejar su miedo, se vuelven agresivos y rebeldes.
Ahora me tengo que ir pues el hada solo me dio un tiempo limitado, los dejo con mi niña hermosa, aunque recuerda que cada persona tiene una niña hermosa dentro, por lo que debemos tratar a todos como finos vasos de cristal para nunca romper su corazón. Hasta mi próxima aventura
marilupis