Texto publicado por TifloFernando
La peor edad para acudir al Pediatra...
Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:
Me voy a permitir compartir con todos vosotros, una Publicación (Post) de un Blog que me parece imprescindible para Información sencilla para Padres "Novatos y no tanto;
"Diario de una mamá Pediatra", de Amalia Arce Pediatra y madre de 2 niñas...
Que siempre nos informa de lo último en las distintas subespecialidades de la Pediatría y a su vez, nos da sus impresiones como "Mamá Pediatra"...
Muy recomendable para los papis, mamis, abuelos y abuelas; Y cualquier persona interesada en el Desarrollo de nuestros niños y adolescentes...
En esta ocasión la Dra. Arce nos presenta un Tema con el que nos hemos enfrentado muchos padres y madres:
"La peor edad para ir al pediatra"
Yo nunca tuve la suerte de llevar a mis dos Pekes a la Consulta del Pediatra sin que montaran un berrinche desde que salíamos de casa, hasta que regresábamos.
Era muy diferente a como lo refiere la Mamá Pediatra en su Post...Tuvieron que pasar al menos cuatro o cinco años para que con cierto desagrado acudieran a la Consulta del Pediatra.
Y por suerte, a mis hijos les correspondía un Médico excelente, un buen Especialista, muy grato en el trato con los Pekes y muy afable en el trato con nosotros papis primerizos...
Pero ni así oigan; Y tan es así, que hoy en día, cuando han de acudir a cualquier Profesional Sanitario, lo hacen con cierta Precaución: ¿Recuerdos de la Infancia?.¡Vaya usted a saber!
Bien, espero que os guste esta Publicación y os arranque una sonrisisa...
Con gran cariño, TifloFernando.
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Diario de una mamá Pediatra
(http://www.dra-amalia-arce.com)
log personal de Amalia Arce Pediatra y madre de 2 niñas.
En redes sociales me conocen como la mamá pediatra...
Escribo por aquí experiencias profesionales, reflexiones a las que la maternidad me lleva y un poquito de mi vida.
Hay vida fuera de estas páginas....
La peor edad para ir al pediatra
lunes, 26 de enero de 2015
La relación de los niños con los pediatras no siempre es de cuento de hadas. Hay algunos que nos verán como sus aliados, como sus "amigos", como alguien que forma parte de su mundo infantil para enseñarles y protegerles en un mundo adulto a veces hostil. Otros sin embargo nos observarán siempre con recelo. Especialmente cuando han tenido experiencias previas desagradables, sobretodo relacionadas con el dolor. Claro que algunos agravios como por ejemplo las vacunas, para unos serán una "ofensa" para toda la vida, mientras otros en su proceso madurativo -sin ser nada fans de los pinchazos- entenderán que la cosa es necesaria.
Es fácil quedarse encandilada, aunque sea una madrugada intempestiva de guardia o un día de consulta llena hasta las trancas, por la sonrisa de un bebé. Especialmente entre los 3 y los 9 meses, son muchos los que nos regalan sus mejores poses, incluso sus carcajadas mientras están tumbados en la camilla y tú les exploras. Cuando superan esta edad, empieza el apego a las personas conocidas y sus capacidades motoras se han incrementado considerablemente, de forma que empezará a ser difícil que nos dediquen sus mejores encantos.
Al final del primer año y hasta aproximadamente los 18-21 meses, la visita puede llegar a ser complicada. El bebé ya no querrá que le miremos los oídos ni la garganta, muchos nos apartarán el fonendo de su cuerpo. Algunos se revolverán en la camilla como poseídos. Los papás no son ajenos a ello, porque pueden vivir la misma situación cada vez que quieren hacer un cambio de pañal, o simplemente vestirlos. El desarrollo de la autonomía está en marcha y se niegan a ser sujetos pasivos. En su afan exploratorio, en esa edad parecen odiar la posición estirada, la cuna "tiene pinchos" y el mundo es para verlo de pie, "tú no me tocas, si un caso toco yo todo lo que tengas a mi alcance". Normal en el momento evolutivo en el que están. Así que esa etapa suele ser la peor edad para ir al pediatra. Y que conste que puedo presumir de que a mí me lloran poco!
Luego como por arte de magia la cosa cambia. Un buen día el bebé deja de serlo y hay un momento aproximadamente a los 2 años en los que entran triunfantes en la consulta. Ya han perdido esa marcha "de pato" típica del bebé que ha empezado a caminar. Te miran desafiantes como diciendo "aquí estoy yo". Pero la contrapartida es que suele empezar la complicidad con el pediatra. Ayuda el hecho de que a esa edad ya no suele haber vacunas de por medio.... El lenguaje nos permite comunicarnos y conectar.
Preguntarle por su universo, comprobar cómo articulan palabras (aunque a los más tímidos todavía no les oiremos la voz...).
Aun así, es la etapa oposicionista y pueden hacer una rabieta de campeonato.
Pero son muchos los que ya empezarán a colaborar con nosotros, a preguntar, a decir la suya.
Y esto irá en aumento en tiempos sucesivos, creando en ocasiones, grandes alianzas.
Si tu hij@ está entorno a los 18 meses y la visita al pediatra parece una guerra a dos bandos, tranquil@, con paciencia y buenas palabras, en poco tiempo la situación será diferente. En tu mano está entender que esa situación es normal por el momento madurativo del bebé-niño y no un estrés inasumible para todos. Estamos en el mismo barco!!
Publicado por Amalia Arce en 7:00
Etiquetas: apego, desarrollo cognitivo, desarrollo psicomotor, exploración, lactante, llanto, pediatra, terribles dos, toddler, vacunas.
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