Texto publicado por TifloFernando
Diez lecciones que podemos aprender de l@s niñ@s...
Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:
Me voy a permitir compartir con todos vosotros, una Publicación (Post) extraída de un Blog que me parece muy interesante y que suelo visitar con cierta frecuencia desde hace poco tiempo:
"Rincón de la Psicología"...Blog personal de Jennifer Delgado Suárez, Psicóloga.
Trata Temas diversos de Psicología, pero de una manera sencilla y fácil de comprender y sobre todo de gran utilidad para la Vida de cada día.
En esta ocasión, nos ofrece un Post que estoy seguro os gustará:
"Diez lecciones que podemos aprender de los niños"
Cuando yo era jóven, allá por el Mesozoíco Superior...JA JA JA JA JA JA JA; Estaba de Moda todo lo que venía de los EEUU...
Y recuerdo que hubo un Movimiento, que muchos años después se convirtió en un "nido de corrupción infantojuvenil" (Pero eso es otra Historia)...
Se editó un Libro, que a los jóvenes universitarios de entonces (Por supuesto, en el ambiente en el que me movía), llamado:
"Jesus Revolution Made in USA"
Nos encantó y nos hizo cambiar el "Chip" de lo que hasta entonces nos habían metido en la cabeza...
En el que una de sus Frases más usadas era: "...tienes que ser un niño, para ir al Cielo...".
Y aquéllo nos atraía, pues se alejaba mucho de la "encorsetada" Iglesia de entonces (¡Si hubiera una Máquina del Tiempo y leyeran los Papeles del Papa Francisco, o se morían en el acto, o crearían una nueva Inquisición)...
Este rollo anterior, que seguro habrá originado más de una risita socarrona, sirve para anunciar mi Publicación, sobre un Post de mi (¿Nuestra?) Psicólogo de Cabecera.
Dice Jennifer Delgado; Hay tantas cosas que podemos APRENDER de l@s niñ@s...¡¡¡BASTA CON PERMANECER ATENTO!!!
Os dejo con el resto de mi Publicación y deseo que os guste tanto como a mí...
Con mucho cariño, TifloFernando.
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Rincón de la Psicología
(http://www.rinconpsicologia.com)
Blog personal de Jennifer Delgado Suárez, Psicóloga.
Los contenidos de este blog no son una verdad absoluta y no suplantan el ejercicio profesional.
Algunas realidades personales pueden no verse reflejadas.
Diez lecciones que podemos aprender de los niños
Jennifer Delgado
Cuando somos pequeños, jugamos a ser mayores. Cuando crecemos, olvidamos cuán maravilloso era ser niños. Sin embargo, los niños tienen muchísimas cualidades estupendas que deberíamos retomar ya que, al fin y al cabo, en algún momento, esas características también formaron parte de nosotros.
De hecho, es curioso como a menudo leemos manuales o buscamos ayuda especializada para ser más felices y encontrar el equilibrio psicológico, cuando en realidad la respuesta está dentro de nosotros y bastaría mirar al pasado. Mirar a los niños con los ojos de un adulto, nos puede desvelar el camino para vivir de forma más plena y reencontrar la felicidad.
1. Valora los pequeños detalles
Los niños no van en pos del dinero ni del reconocimiento social, ponen el corazón en lo que hacen, se apasionan y disfrutan de los pequeños detalles. De hecho, la principal diferencia entre los niños y los adultos es que durante la infancia disfrutamos mucho el trayecto, mientras que en la adultez, nos centramos obsesivamente en los resultados, perdiéndonos lo mejor del camino. Sin embargo, es en los pequeños detalles donde se encuentra el verdadero gozo.
2. Atrévete a probar cosas nuevas
El miedo al fracaso es el principal obstáculo que detiene a los adultos. Sin embargo, de niño no teníamos ese temor. No nos preguntábamos si nos haríamos daño al tirarnos por el tobogán, simplemente lo hacíamos y disfrutábamos de la velocidad. Por supuesto, como adultos debemos tomar decisiones más responsables, sopesando los pros y los contras, pero en ocasiones simplemente debemos dejarnos llevar, aparcar el miedo a equivocarnos y atrevernos a probar cosas nuevas.
3. Conecta con tu parte divertida
Aburrirse es aburrido. Los niños lo saben y por eso intentan que cada momento sea divertido, quieren sacarle el máximo provecho a cada minuto. Sin embargo, por alguna razón, cuando crecemos perdemos el interés por muchas cosas y para entretenernos necesitamos artilugios cada vez más sofisticados. La clave radica en comprender que la diversión no es algo que llega desde fuera, es una actitud que adoptamos. Debemos aprender a sortear esa censura que nos hemos impuesto y reencontrar lo que nos hace felices. Atrévete a exprimir cada instante.
4. Despierta tu curiosidad
El mundo está lleno de cosas asombrosas, cosas que no conocemos pero que, por algún motivo, ya no nos ilusiona descubrir. Sin embargo, debemos recuperar esa pasión por descubrir, tanto el mundo que nos rodea como a las personas e incluso a nosotros mismos. Cuando aprendemos a ver la vida con curiosidad, es como si se abriese la puerta a un mundo paralelo, que nos permite generar nuevas ideas y potenciar la creatividad. Recuerda que en lo desconocido no se esconde la incertidumbre sino más bien un universo de posibilidades. Vuelve a mirar las cosas como si fuera la primera vez, siempre descubrirás nuevas facetas que habías pasado por alto.
5. Expresa lo que sientes
Los niños no tienen filtros para expresar sus emociones, si se sienten tristes lloran y si quieren a una persona, se lo dicen sin más. Sin embargo, a medida que crecemos comenzamos a avergonzarnos de nuestros sentimientos e intentamos ocultarlos, mostrándolos solo en las situaciones “correctas”. De esta forma, perdemos la oportunidad de conectar emocionalmente con las personas que nos rodean y, sin darnos cuenta, nos negamos la posibilidad de sentir. Por supuesto, no se trata de perder el control de las emociones sino de aprender a expresarlas asertivamente, no debemos negarlas u ocultarlas.
6. Deshazte de los prejuicios
Los niños están más abiertos a las experiencias que los adultos, lo cual se debe a que no tienen la mente llena de prejuicios. De esta forma, logran vivir de forma más plena día tras día. Sin embargo, con el paso de los años los prejuicios se convierten en una barrera invisible que nos impide relacionarnos con otras personas y que limita nuestra visión del mundo. Si decides salir tan solo un día a la calle dejando los prejuicios en casa, te asombrarás de todas las cosas que puedes descubrir. No dejes que las ideas preconcebidas que te ha transmitido la sociedad o que antiguas experiencias negativas condicionen tu capacidad para disfrutar plenamente del presente. Mantén la mente abierta.
7. Aprovecha cada momento
Los niños tienen una increíble capacidad para desconectarse del mundo y vivir plenamente el presente. No obstante, a medida que crecemos el pasado y el futuro nos atrapan, impidiendo que disfrutemos del aquí y ahora. No obstante, cuando un niño arma un rompecabezas o se come un helado, no existe nada más en el universo, disfruta de esa acción como si fuera la primera y la última. De la misma manera, debemos reaprender a aprovechar cada instante, porque esa es una de las claves de la felicidad.
8. Lucha por lo que quieres
Cuando un niño se empecina en algo, es difícil convencerle de lo contrario. El niño que quiere una cosa, lucha hasta conseguirlo, prueba diferentes estrategias y si ve que no funcionan, no se da por vencido, toma otro camino. Sin embargo, cuando crecemos, el sentido común comienza a decirnos que es mejor abandonar. Sin embargo, lo curioso es que en realidad lo que nos hace abandonar no es el sentido común sino nuestros miedos e inseguridades. Por eso, cuando realmente quieras algo, recuerda esa perseverancia que tenías en la infancia.
9. Ama incondicionalmente
Los niños no supeditan su amor, aman incondicionalmente, aceptando a la otra persona tal cual es, sin pretender cambiarla. Sin embargo, cuando nos hacemos adultos comenzamos a supeditar el amor a una serie de condiciones, incluso económicas. No obstante, el verdadero amor no es aquel que plantea condiciones sino el que acepta a la persona, con sus virtudes y defectos. El amor con condiciones se convierte tan solo en una mercancía de cambio, y no es beneficioso ni para quien lo recibe ni para quien lo ofrece.
10. Ten grandes sueños
A los niños nada les impide soñar. Por eso tienen grandes sueños. No obstante, en algún momento a lo largo de la vida comenzamos a darnos baños de realidad y nuestras ilusiones y sueños se van escurriendo por el desagüe, hasta que nos resignamos a vivir una vida que no nos satisface. No obstante, los sueños y la esperanza son el motor impulsor más poderoso de nuestro comportamiento, nos brinda la energía que necesitamos para recorrer el camino. Por eso, reencuentra tus pasiones y cultívalas, no dejes de soñar porque en ese mismo momento dejarás de vivir.
El filósofo francés Rousseau afirmó: "La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras".
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