Texto publicado por Brenda Stéfani

Cuento que publico porque hace mil años que no escribo. Rosa. Porque no se me ocurrio otro nombre mejor.

Rosa.

Nos ubicamos en la parada de colectivos y parecía que acababa de llover. Derrepente ya no estaba la cere, a mi lado estaba Alba, ella me dijo que alguien le contó la historia de Rosa:
-Dicen, que cuando sube una señora a un colectivo, que tiene una pollera larga, larga y a su lado va una niña blanca, con cabello castaño casi rubio y gordita, esa niña es Rosa
-Y eso qué tiene de interesante? Le pregunto yo como siempre incrédula. Mientras le hablaba riéndome la voz de Alba se apagaba y en mi mente sin pedirlo veía las escenas de un hecho irrepetible.
Huellas en el asfalto, un delirio de oseanos rojos, una piedra en la arena, en el borde del camino, pasto y en el pasto, agua. ¿Y en el agua…?
-Dicen, hablaba Alba, que si a tu lado se sienta , te habla o te toca, en la próxima parada que se vaje, ya no la volves a ver y vos vas a ser la próxima Rosa.
Alba tenía un papel blanco y escribía la historia con un bolígrafo.
Dicen que tenía 2 hermanos y ella era la más enfermiza. Se dice también qué…
La historia continuaba pero yo abrí los ojos porque todavía la cere seguía conmigo esperando el colectivo, la visión de Alba fue un recuerdo y subí al internacional pensando casi con risa en Qué sucedería si la victima de Rosa fuera un hombre.
Me senté junto a la ventanilla tratando de acomodarmis ideas, se hacía tarde ya y me iba a ser difícil volver. Seguro que ya no llegaría a mi casa, que me quedaría en la cola o se haría de noche…
En eso se abre la puerta y miro para asegurarme o de curia, o qué se yo porqué razón pero lo cierto es que miré. De frente a mí, la niña gordita de pelo largo castaño casi rubio, los ojos verdes, y la piel blanca que le daba un aire demasiado tristón.
- es ella pensé. Pero no puede ser si eso fue un cuento, una leyenda o un invento de Alba. -Recuerda que si te habla, te toca o se sienta a tu lado, la próxima vas a ser vos…
Resonaban sus palabras como un eco, un canto en el aire y ví sus dedos sobre mi brazo.
- ¿Me das tu lugar?
Mi corazón palpitaba como desenfrenado, el colectivo aceleraba y yo pensando que sería mi fin.
La Cere no entendía nada. Saltá por la ventana! Grité mientras el colectivo seguía en marcha cuando rodando por la puerta caí sobre el asfalto.
Todo se veía oscuro y fue el fin.

Cuando desperté estaba en medio de un charco de agua, eran los restos de la lluvia que cayó, estaba tosiendo y la cere seguía gritándome.
-Qué mierda te passsa, como vas a hacer esa locura!
-Era Rosa, yo era Ella, vi mi brazo roto, vi mi cabeza rodando en el pavimento, yo era ella pero no.
-Claro que no, si te saqué del medio de la calle cuando te tiraste, boluda!
Caminamos hasta el almacén más cercano para comprar agua y ahí estaba de nuevo, con su hermoso cabello castaño casi rubio en una cola, con yeso en un brazo y la mirada verde.
-Que te dijeron qué?
Me dijo su mamá.
-Pero qué gente más mentirosa la que harma leyendas. Se cayó de un árbol mi hija.

Brenda Stéfani: Diciembre 2014