Texto publicado por El Atlante

Apretando los dientes

a veces me cuesta ser asertivo todo el tiempo y decir las cositas siempre calmadamente y con lenguaje moderado. Hoy tengo ganas de apretar los dientes
y maldecir cien millones de veces la leche que mamaron todos los que niegan de una forma u otra, que los seres humanos se muevan libremente por su planeta
natal. Son los chuchos guardianes de siempre. Los que se lavan las manos cuando deportan a un ser humano, los que dicen: -Yo cumplo órdenes- cuando niegan
un permiso de residencia o cuando preguntan a la persona los motivos de porqué quiere entrar en España. ¿Y a ti que te importa para que viaja una persona
a un territorio? ¡pedazo de alimaña! Muchísimo miedo y muy poca verguenza. Y si haces tu trabajo porque te lo ordenan otros que son igual de cobardes que
tu, pues ten la dignidad de dejar ese maldito trabajo castrante de vidas e ilusiones. Vidas de seguro más interesantes que la tuya, y con más amor en sus
corazónes que tu en el tuyo, ahí, todo el día undido en ese uniforme del demonio. Vidas con nombre, apellidos e historias de amor, y con más sueños, y
ganas de aportar cultura y experiencias que tu, que vives agazapado en una trinchera de papeles, con cara de sádico, decidiendo quien merece entrar en
el país y quien no. ¿Dicen independencia de Cataluña?... Lo que deseo esque esta nación y Europa entera, se parta milagrosamente en tropecientos mil pedazos
y arrastre con los demás continentes.