Texto publicado por Ana López

Recuerdo cuando era pequeña y estábamos en casa de mis bisabuelos, había un perro muy grande, que me daban miedo, ahora los perros no me dan miedo, es más con esto me llega otro recuerdo, cuando iba al pueblo de mi madre, me encantaba jugar con la perra que tenían mis tíos, en esa época era una de las pocas que no me daban miedo, cuando veía perros por la calle, yo me alejaba.

Recuerdo cuando mis padres me llevaban a casa de mis abuelos, tanto paternos como maternos, por suerte el materno sigue aquí, recuerdo las navidades allí, y no sé si sería mi primer regalo, pero me regalaron un carrito para meter muñecos, yo lo usé para meter gatitos, después de todo eran bebés y les gustaba.

Recuerdo cuando íbamos de compras en navidades y en el pasillo principal había unos juegos, yo me quedaba allí hasta que mis abuelos venían a por mí e íbamos a comprar unos helados que eran muy peques, y aún así los recuerdo muy bien.

Recuerdo cuando jugábamos al dominó, ahora no sé jugar, mi madre sí sabe, yo soy más de ajedrez, también jugábamos a las cartas, y tampoco sé jugar.

Esos recuerdos son del pasado pero los tengo presentes y en mi corazón.

Hoy como día que es toca recordar a los que no están físicamente hablando, porque para mí siguen estando dentro de mí, y según tengo yo entendido, mientras sigan dentro de mí, seguirán vivos.