Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

El flautista y Pinocho.

EL CUENTO DEL FLAUTISTA, DE UN BANQUETE Y DE UN MONTÓN DE RATONES

ERASE un buen flautista muy nombrado.

Erase una flautilla que tenía.

Erase un pobre pueblo en agonía.

Erase más ratones que poblado.

Erase un pobre alcalde preocupado.

Erase triste gente que sufría.

Erase un buen flautista que venía.

Erase ya un problema complicado.

Erase ya un pueblito terminado.

Erase espera larga que se hacía.

Erase un buen flautista angustiado.

Erase un ratón banquete bien montado.

Erase un raterío el que comía.

Erase un ex–flautista masticado.

EL CUENTO DE UN TUTILE QUE HIZO UN MUÑECO DE UN PEDAZO DE PINO Y QUE TERMINO SIENDO LOCO

GEPPETTO un tútile era, medio enteco,

que el telele le dio por un muñeco.

Labró un trozo de palo al recoveco

y un muñeco salió, bastante chueco.

El viejo con el palo estuvo clueco,

y el muñeco formóse en su embeleco.

Geppetto se hizo flaco, carniseco,

puro hueso y pellejo, gana y fleco.

Pinocho le llamó. El era el eco

del pino, la madera del trastrueco

que por poco a Geppetto lleva al hueco.

El cerebro del viejo fue un destrueco:

creyó que era un humano su muñeco…

Pinocho se sonrió… y se hizo el sueco.