Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

El sastrecillo valiente.

EL CUENTO DEL SASTRECILLO QUE PASO DEL ANONIMATO A LA CELEBRIDAD DESPUES DE HABER MATADO SIETE MOSCAS Y HABER CREADO FAMA POR ELLO

EL SASTRECILLO era casi un genio:

siete moscas mató de un manotazo.

Forjó historia el tal papirotazo;

¡Mató a siete!, decían. El convenio

con Palacio firmó, pues tal ingenio

de al por mayor matar, hacíalo mazo

y el sastrecillo subió desde pelmazo

a matador real. En el proscenio

dos gigantes enormes, colosales,

se enfrentaron de pronto al sastrecillo

a quien las tripas se le hicieron roscas.

Le hablaron con razones muy normales.

El palaciego aceptó y al momentito

se fue con ellos a matarles moscas.

EL CUENTO DEL CADEJOS, DE UNA NOCHE SOMBRIA, UNA CALLE UMBRIA Y UNA SOMBRA QUE VENIA

EL TEMOR jugueteaba en los recodos,

la brisa se hacía aguja. En sus bosquejos

las sombras simulaban barbiquejos

de una noche infernal. En esos modos

el Cadejos salió, buscó acomodos

a su maligna espera. A lo lejos

la silueta surgió y el Cadejos

frotó sus manos y lamió sus codos.

Se acercó la figura, lentamente,

el temor aumentaba en un crescendo

y la noche al misterio daba tregua.

El grito se escuchó largo y vehemente…

y el Cadejos, muy lento, fue muriendo

entre la risa loca de la Segua.

(Francisco Zúñiga Díaz)