Texto publicado por José Luis Rios
La discapacidad toma las aulas
Hasta hace relativamente poco tiempo, las personas con discapacidad tan sólo estudiaban el periodo obligatorio y después, a descansar a casa. No se seguía estudiando, lo mejor era ver pasar el tiempo y esperar a que alguien de la familia o alguna institución se hiciera cargo de ellos cuando ya no tuvieran más salidas.
Sin embargo todo ha cambiado, el colectivo de personas con diversidad funcional quiere entrar por derecho en la sociedad y ha optado por formarse lo mejor posible. De hecho, del año académico 2008/09 al 2010/11 la cifra de estudiantes universitarios con discapacidad se ha incrementado en más de 4.000 personas.
En total, han sido 16.279 personas con discapacidad las que se han matriculado este año y desde el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), se pone de manifiesto que estos datos reflejan la intensificación de las políticas de inclusión educativa desarrolladas en los últimos años. Sin embargo, y a pesar de este aumento, las medidas adoptadas “deben continuar pues la representación de la discapacidad en los estudios superiores es todavía muy inferior a la de la población sin discapacidad”.
Estos datos se revelaron en una reunión de la comisión de universidades del Foro para la Inclusión Educativa del Alumnado con Discapacidad celebrada en Madrid el pasado 26 de octubre de 2011 por parte del secretario general de Universidades del Ministerio de Educación, Màrius Rubiralta.
Aunque en todas las universidades se ha notado un considerable incremento, es la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), la institución académica que más lo ha notado con 6.421 estudiantes. El que se concentren en la UNED tiene sentido: por lo general, las universidades son edificios antiguos e inaccesibles; además, ahorra mucho tiempo en transportes –que nunca se sabe si les funciona la rampa- y tan solo hay que ir a tutorías y exámenes.
El número de personas en España que presenta algún tipo de discapacidad asciende actualmente a 3,5 millones, lo que representa alrededor de una décima parte de la población española. Hablar de normalización es quizás adelantarse un poco, pero está claro que se están haciendo unos esfuerzos interesantes para lograr el objetivo de la inserción.