Texto publicado por Brenda Stéfani
Nota: esta publicación fue revisada por su autor hace 8 años. Antes se titulaba Algo hermoso .
Indescripción
Devenir de una maravilla noche, sensación con la intención de pertenecer al lugar de lo incorpóreo que se transforma en algo indescriptible, en algo indefinible, sonido, luz, piel, transpiración, movimiento, roce, respiración...
Sutileza que envuelve como agua en movimiento, el avanzar de las olas que rompen contra dos cuerpos que se reconocen a pesar de la oscuridad, dos cuerpos que se animan a dar más, insuficientes, indiferentes, ardientes, son dos entre la gente, aunque no se sientan más que dos, encerrados en un mundo que a sus ojos parece distante.
Escapar de las caras, sacarse las trampas y las máscaras, sacarse más para que la energía se transforme, para que el sentimiento se concrete y sea más que el desliz de lo visible, d lo superficial para pasar a algo mayor, algo único, algo mágico, el golpe de reconocer de nuevo nuestra más oculta piel para demostrarla destresa esencial y ganar el derecho al deleite, que es despertar al misterioso encuentro de las almas que recorrían caminos inciertos que se cruzan para enlazarse hasta más allá, al paraíso que escapó de un sueño para convertirse en la atmósfera que ahora, esta noche, en este mismo instante nos rodea.
Efectos, emociones e impulsos, el agitar de las hojas en la tormenta y una tenue voz que se cuela sin articular palabra alguna, el significado mismo de la expresión más intensa jamás explicada por ser en ningún lugar de la tierra. No hay diccionario que lo defina ni palabra que pueda retener tan magnifica energía, tan impactante sentir, tan inmenso placer, delirio que hace desfallecer mientras se comparten todos los sentimientos en uno solo.
Algo hermoso, dos palabras comunes, dos palabras breves, dos palabras efímeras, cansadas de ser dichas, escritas y leídas aunque continúen con la misma fuerza cuando de calificaciones verdaderas se traten, algo hermoso, ejercicio vital, contacto piel a piel, ser a ser, alma a alma, estado de unión al inevitable choque de dos seres opuestos en busca de la purificación de espíritus, la renovación de un abrazo antiguo, más fuerte mientras más legítimo sea.
Aumento gradual del transcurso de los segundos de un reloj, esencia mística que eleva a la máxima potencia la liberación de energía contenida en un grito sagrado y la fugaz visión de miles de millones de constelaciones cristalizadas en un instante eterno, perdurable e inolvidable, sello a fuego que superó lo conocido, trascendió toda frontera, línea y marca establecida, flecha certera que dio en blancos dispuestos a darlo todo, a dejarse llevar, a adentrarse a los lugares más recónditos e inexplorados que ansían saciar su sed en este manantial que fluye azul, majestuoso, refrescante, imponente, bañando en espuma, aire y sol de amaneceres que concluye en delicada calma, en armonía con todos los elementos de la naturaleza, radiante en los fulgores angelicales de la aurora.
Nota, este texto puede ser modificado enguanto encuentre palabras mejores o que me gusten más
21/02/2016
Brenda Stéfani